Síndrome de Burnout... O sentir que va a estallarte la cabeza
La ansiedad, el estrés, la incapacidad de desconectar, el sentirse sobrepasados... Todas estas ‘señales’ pueden llevarnos al síndrome de Burnout. Y la llegada de septiembre, con la vuelta al trabajo, puede propiciar su aparición. Te explicamos qué es y cómo afrontarlo.
Esa sensación de agotamiento mental extremo, de estar totalmente “quemado”. Un cansancio mental y emocional que también desemboca en un cansancio físico, una sensación de estar constantemente agotado. ¿La causa? Haber estado expuesto a un estrés desorbitado o que se ha vuelto crónico, a exigencias agobiantes o una sensación vital de insatisfacción, especialmente en el terreno laboral. Es decir, una mezcla de desmotivación, insatisfacción, pero sobre todo, como decíamos, de agotamiento. ¿Te sientes así? Puede ser que padezcas el síndrome de Burnout, también llamado de desgaste profesional.
Tener el síndrome de Burnout es muy habitual en trabajos de mucho estrés, que generan mucha ansiedad, pero también se ha trasladado al entorno familiar, especialmente cuando no se comparte entre la pareja la carga mental de la crianza. Una situación que se agudiza en verano, cuando los niños y niñas están de vacaciones pero los padres no disponen de tanto tiempo sin trabajar; por lo que conciliar se convierte en una misión imposible.
Un síndrome que a veces también aparece a la vuelta de vacaciones, cuando el trabajo acumulado nos sobrepasa y las responsabilidades laborales y familiares nos superan. Este cansancio mental puede también desembocar en síntomas asociados como dolores de cabeza, de cuello o de espalda, náuseas, insomnio o dificultades para conciliar el sueño, o incluso mareos. A nivel emocional, este síndrome puede devenir en personas que se vuelven irritables, tensas y desmotivadas. Así como mostrarse como una falta de interés o apatía general, un exceso de cinismo, desconfianza y aislamiento social, no queriendo relacionarse con los demás.
Es por ello que los especialistas sanitarios recomiendan estar atento a todas estas señales para intentar frenar las situaciones de estrés y ansiedad antes de que desemboquen en un síndrome de Burnout.
Tareas externas como el exceso de trabajo (dentro y fuera del hogar), las tareas escolares, las exigencias de los jefes, el nivel de trabajo... Pueden afectar. Pero además pueden influir rasgos de la personalidad como el ser demasiados exigentes con nosotros mismos o tener rasgos excesivos de perfeccionismo. Ante estas señales conviene percatarnos para poder corregirlas, intentando no ser tan exigentes con nuestro propio trabajo. Otra propuesta es no tener reparo en pedir ayuda. Por un lado en expresar a nuestra pareja que debemos compartir las tareas del hogar y de la crianza, incluidas las de organización; expresarle a nuestro jefe o equipo de trabajo que nos está sobrecargando de trabajo; expresarle a nuestro entorno cercano que necesitamos ayuda. Por otro lado, acudir a un especialista en Psicología que pueda ayudarnos a canalizar nuestra ansiedad.
De hecho el cuerpo a veces nos obliga a frenar cuando no hemos sido capaces de parar a tiempo. EL cuerpo puede adelantarse a nuestras necesidades obligándonos a tomar un respiro y desconectar para coger con fuerzas y afrontar con más energía el inminente el otoño. Recuperarse del síndrome de Burnout requiere de tiempo y apoyo, detenernos y entender que parte de nuestro día también debemos permitirnos hacer actividades que nos produzcan placer, dejando un hueco para nuestra felicidad.