DANIEL J. MARCOS
DANIEL J. MARCOS

REBELIÓN BOHEMIA

De Benidorm, salud mental y odio

De Benidorm, salud mental y odio
Chanel fue anunciada como la ganadora del Benidorm Fest y próxima representante de
España en Eurovisión y las redes sociales ardieron con el hashtag #tongazo.

Para aquellos que se quedaran en la caverna de Platón durante toda la semana pasada,
resumo: se ha llevado a cabo en Benidorm un festival de música para elegir al próximo
representante de España en Eurovisión en el que partían como favoritas Las Tanxugeiras y
su canción Terra, grupo de folk gallego compuesto por tres cantantes femeninas; y
Rigoberta Bandini y su canción Ay, Mama, cantante catalana acompañada de su grupo indie
formado por su marido y sus primos. Las primeras con un mensaje claro de
multiculturalidad, aceptación y visibilidad de la pluralidad de España. La segunda con un
himno a la maternidad, a las mujeres y a su empoderamiento.


Además de estas dos favoritas, había cantantes contrastados como el rapero y poeta
Rayden, el clásico y castizo dúo Azucar Moreno; y otros artistas menos conocidos como
Xeinn, Varry Brava o Blanca Paloma, entre otros. Pues bien, entre esos otros, una chica
hispano cubana, con harta experiencia en diferentes musicales que, con su canción Slomo,
fue la gran sorpresa de su semifinal pasando por delante de las favoritas gallegas.


El festival, no nos engañemos, a pesar de haber sido una muy buena idea por parte de TVE
y demás agentes implicados, no ha estado en todo momento a la altura de lo esperado. La
mayoría de los artistas han desafinado (musicalmente hablando) en el escenario, las galas
(especialmente la primera semifinal) han adolecido de falta de ritmo y la producción ha
dejado bastante que desear en algunas de las actuaciones.


Como decíamos, se esperaba mucho de las favoritas, especialmente de Las Tanxugeiras
que llevaban semanas viralizándose en la conocida aplicación Tik Tok y, aunque vocalmente
no se les pudo recriminar nada, lo cierto es que estuvieron algo por debajo de las
expectativas creadas.


Por su parte, Rigoberta Bandini, mi preferida después de haberme introducido en su mundo
musical, que estaba rompiendo todas las listas en la aplicación Spotify; había empezado en
silencio para colocarse como otra de las grandes favoritas. Una vez más, con una
performance desfasada a pesar del buen mensaje de su canción y de la energía mostrada
en el escenario y con la limitación vocal en los graves de las primeras líneas de la melodía
de la cantante principal del grupo (no así de su corista), tampoco había estado al gran nivel
que se habría esperado de ella.


Y allí llegó la hispano cubana Chanel, con un reggaeton (que aunque a muchos, entre los
que me incluyo, nos pueda gustar, hay que reconocerlo como un género musical básico,
plano y simple) y un mensaje muy alejado del empoderamiento femenino de las gallegas o
la catalana. No obstante, si no tenemos en cuenta estos dos aspectos y nos basamos en lo
que pudimos ver y escuchar sobre el escenario del Palau D'Esports L'Illa, nos quedamos
con una performance magistral en la que ni en actuación, ni en baile, ni en capacidad vocal
podríamos poner una sola pega. Una diva. Un animal de escena que se hizo grande sobre
las tablas y arrasó a su paso.


Si bien, las votaciones del público y del (inesperado) jurado demoscópico dieron como
favoritas a las Tanxugeiras seguidas de Rigoberta, otorgando el tercer puesto a Chanel.
Pero, por su parte, el jurado profesional, dejando a las gallegas en quinto lugar, dieron la
victoria en bandeja a la cantante hispano-cubana.


Y aquí es donde Twitter arde con, entre otros, el hashtag #tongazo y con diversas
especulaciones que tratan de justificar y corroborar este pensamiento. Presumentamente y
tal como se pudo ver en un par de fotos rescatadas por los internautas, la cantante Chanel
había trabajado con una de las miembros del jurado, la coreógrafa Myriam Benedited; y
podrían tener una relación de amistad. Se especuló también con un posible boicot del
jurado a Tanxugeiras por haber usado su lengua, el gallego, para cantar su canción (y es
que ahora, al conocerse las puntuaciones de este jurado, se ve que las máximas
puntuaciones que se otorgaron a las gallegas fueron de los dos miembros extranjeros,
mientras que alguno de los miembros españoles las dejó en el último lugar). Sinceramente,
sabiéndose conocedora de que algo así podría haber estallado, como mínimo, Myriam
Benedited debería haberse apartado a tiempo dejando su puesto a alguna otra profesional,
aunque solo fuera para evitar este tipo de rumores y especulaciones que a quien están
afectando y perjudicando principalmente es a la gran artista Chanel y no haber sido
acusada, como ha sido, de conflicto de intereses.


Recapitulando.
Teniendo en cuenta que se esperaba algo más de Tanxugeiras y Rigoberta y que la
performance de Chanel fue perfecta y que, según parece (aunque también se está
especulando sobre esto) se cumplieron todas las bases del concurso, aceptadas
previamente por todos los artistas participantes, podemos pensar que Chanel fue una justa
ganadora.


Ojalá pudiéramos dejarlo todo aquí. Ojalá el fanatismo y el mal perder demostrado por
muchos (que no todos) de los seguidores de Tanxugeiras y Rigoberta no hubiera ido más
allá. Pero no ha sido así, en una entrevista posterior a ser nombrada ganadora, Chanel ha
admitido, a lágrima viva y entre sollozos, que ha tenido que cerrar sus cuentas en redes
sociales por el hate (u odio para los que no estén acostumbrados a estos términos
modernos) que lleva recibiendo desde ese momento. No sé hasta qué punto estarán
llegando estos mensajes, pero siendo conocedor de cómo se las suelen gastar algunos
cuando se esconden bajo la sombra del anonimato de Internet, no me extrañaría que pueda
estar llegando a recibir incluso amenazas de muerte. ¿A qué están jugando? ¿Por qué
atacar gratuitamente a una artista que única y exclusivamente ha hecho su trabajo de
manera impecable? La misma Chanel ha admitido la sororidad con la que “las Tanxu” y
Rigoberta la han felicitado y con la que la animan a comerse el escenario de Turín como ha
hecho con el de Benidorm. ¿No podrían imitar un poco a sus ídolas y ahora, como en
Fuenteovejuna, ir todos a una con Chanel?


¿Cuánto hace? Apenas un mes y medio. Una eterna actriz española aquejada de
problemas graves de salud mental decidió acabar con su vida tras haber estado recibiendo
un hate muy similar en redes sociales, especialmente tras su paso por el programa Master
Chef. ¿Les suena? Sí, la genial y sempiterna Verónica Forqué. ¿Qué quieren? ¿Qué
pretenden? ¿Quieren hundir a Chanel hasta anularla solo porque el resultado no ha sido el
que esperaban?


No somos conscientes de la presión a la que sometemos, a veces, a las personas. No
somos conscientes del daño que podemos hacer con nuestras palabras y de cómo estas
pueden pesar sobre cabeza, cuello y hombros. Citando una de las letras de la BSO de
Encanto del magnífico compositor Luis Manuel Miranda, no nos damos cuenta de que este
“peso, (...) gota a gota” puede reventar incluso a la persona más fuerte. Pensemos un poco
antes en el daño que podemos hacer, pensemos, cuando nos quejemos y hagamos críticas (que
tenemos todo el derecho de hacer) hasta qué punto estamos apuntando bien o hasta qué punto
podemos herir a la persona a la que se las estamos haciendo.


Además, como cité anteriormente, tengamos en cuenta algo. Toda la culpa que puede tener
Chanel es haber hecho su trabajo de forma magistral. No la ataquemos. Apoyémosla y vayamos
a muerte con ella en el próximo festival de Eurovisión. Es nuestra representante y, además,
teniendo en cuenta las tendencias musicales españolas, su estilo no está tan alejado de lo que
más suena en nuestro país hoy en día.


Soy el primero que hubiera preferido ver a Rigoberta Bandini y su rompedora canción en el
escenario. O a las Tanxugeiras aclamando su lema “No hay fronteras”. Pero, por mi parte,
pienso mostrar todo mi apoyo a Chanel.


Podríamos pensar que Chanel ganó porque seguimos siendo un país atrasado, simple y al que
la multiculturalidad, el acercamiento al plurilingüismo español, al feminismo, al empoderamiento
de las mujeres les vienen grandes. Pero esta vez España sí estuvo a la altura y supo hacer su
trabajo. Los miembros del jurado, movidos por los intereses que fueran, pero cuyo fallo, pese a
quien le pese, es inapelable, quizá no.


A pesar de todo esto, ahora ya solo nos quedan dos caminos, ir todos a una y mostrar nuestro
apoyo a la representante de España o, como nos dijo Rayden, irnos, de la manita, a llorar juntos
“a la calle de la llorería”. Pero, sobre todo, dejemos de hacer daño a quien menos se lo merece.

De Benidorm, salud mental y odio