jirafas
Una bonita experiencia darle de comer a las jirafas.

Hazte con kilos de zanahorias ¡y pasa una divertida jornada entre animales!

Hazte con kilos de zanahorias ¡y pasa una divertida jornada entre animales!

Con la llegada del buen tiempo, la mejora de la situación epidemiológica y las ganas acumuladas de viajar, vamos a proponer cada semana lugares y destinos para una escapada. Comenzamos con el Castillo de las Guardas, en Sevilla, una reserva animal en donde pasar un día genial entre animales. Pero... ¡No olvides llevarte kilos y kilos de zanahoria! 

Huele a verano, así que hemos decidido comenzar junio proponiendo desde ahora cada semana nuevos destinos españoles a los que hacer una escapada. La llegada del buen tiempo, la mejora de la situación epidemiológica y las ganas acumuladas de viajar -aunque aún con prudencia y respetando todas las medidas sanitarias de prevención del COVID-19-, nos lleva a animarnos por destinos nacionales, que hagan repuntar el turismo -tan dañado por la crisis provocada por la pandemia- y que nos aporten aires frescos a nuestro día a día.

Comenzamos con un destino ideal para las familias, pero sobre todo para los amantes de los animales. Animales como el rinoceronte. Un rinoceronte que después de pasar 23 años dando vueltas en círculo en la misma dirección en un pequeño espacio cerrado de un zoo, fue rescatado por las asociaciones protectoras de animales y llevado a Sevilla, a la reserva animal del Castillo de las Guardas.    

Una excursión a este espacio es una propuesta que nos acerca a la naturaleza desde una perspectiva del respeto. Se ubica a 58 kilómetros de la ciudad de Sevilla, en la sierra que une la capital andaluza con Huelva, muy cerca de las localidades onubenses de Riotinto y Nerva. De hecho, la reserva se ha construido sobre las ruinas de una antigua mina de la época de los romanos. Son 230 hectáreas de una frondosa masa forestal en la que los animales viven a sus anchas, agrupados en familias e intentando acercar su modo de vida lo máximo posible a su hábitat natural.

La visita al parque puede realizarse de dos maneras, en un tren neumático que realiza un recorrido por el espacio de 10 kilómetros o, la opción más recomendada, en nuestros propios coches. Y es que mientras vamos haciendo el circuito, los animales se acercan al vehículo a saludar y, por supuesto, a pedir comida. La comida estrella es la zanahoria, la cual aunque la venden allí, también se puede llevar desde casa si queremos ahorrarnos unos euros. Recomendable al menos llevar cinco kilos de zanahorias (y no es una exageración).

Los primeros en recibirte son los emú, esas aves corredoras similares al avestruz, que hacen un sonido que recuerda a un tambor y que te darán un susto de muerte cuando nada más iniciar el camino, aprovechen que llevas la ventanilla bajada y te metan su pico en el coche reclamándote zanahorias. Y esa será la dinámica durante todo el viaje, desde ciervos hasta toros se acercarán al coche en busca de sustento. A lo largo del recorrido podemos parar los coches para alimentarlos pero, por nuestra seguridad, no se permite bajar de los vehículos. Aunque hay tres excepciones.

La primera es el lobo europeo, ya que como sucede con tigres, leones, elefantes, rinoceronte, y demás animales salvajes, estos se encuentran en semilibertad y para verlos -sin alimentarlos, obviamente- debes acercarte a sus verjas, donde corren y juegan con sus familias.

El otro espacio en donde te puedes detener es donde se encuentran los chimpancés. Puede ser que algún macaco se haya escapado y puedas compartir con él un plátano. Si no, estarán detrás de los cristales haciendo acrobacias y demás ‘monerías’.

El tercer lugar en el que te puedes detener es donde viven las jirafas, a las que también puedes alimentar pero, por muy largo que tengan el cuello, no pueden torcerlo para meterlo en tu coche... Así que es necesario detener el vehículo en el espacio habilitado, caminar hacia ellas y levantar tu brazo enseñándoles una zanahoria. Ellas te miran, agachan su cuello y se lanzan con una larguísima y envolvente lengua. Todo un espectáculo verlas comer que fascinará tanto a los pequeños de la casa, como a los más mayores.

La visita en coche se completa con un paseo a pie por el jardín de canguros blancos y aves. En definitiva, una jornada no apta para escrupulosos -te llevarás más de un lametón y babas de camello en tu pelo-, pero de lo más divertida. Una jornada entre animales por la que merecerá la pena pagar los cerca de 25 euros que cuesta por persona. ¡Apúntate nuestro primer destino!

Hazte con kilos de zanahorias ¡y pasa una divertida jornada entre animales!