A verano le quedan, literalmente, dos telediarios. En las calles empieza a lloviznar y aunque los días son largos -¿de verdad no se plantean mantener este horario de verano y no volver a cambiar el reloj?-, la pereza y la apatía empieza a apoderarse de nosotros. Aunque por un lado septiembre es un mes de buenos propósitos, entre ellos apuntarse al gimnasio, las inscripciones al polideportivo no suelen mantenerse más allá de octubre -igual que sucede en febrero con quienes se apuntan en enero motivados por los deseos del año nuevo-. Las consecuencias las vemos en nuestra barriga, caderas, culo... y en general, en nuestra salud.

Después de un verano donde las horas de playa y piscina, las caminatas en bicicleta, los senderos campestres, los campus deportivos en los niños y niñas, los días largos, el sol... Nos han mantenido en movimiento, la vuelta a la rutinas, colegios y trabajos, puede obligarnos a aumentar el sedentarismo.

Un riesgo del que alertan los médicos, aún más si a ello se le suma una dieta poco saludable. Según una encuesta publicada por la Liga Contra la Obesidad, el 34 % de los niños de 2 a 7 años y el 21 % de los de 8 a 17 años presentan obesidad o sobrepeso. Los adultos no presentamos mejores cifras. El 22 % de los españoles tiene obesidad, sin grandes diferencias entre hombres y mujeres. Además, el 31,6% presenta sobrepeso, siendo aquí sí, significativamente mayor en hombres. El grupo de población de 65 años o más es el que más riesgo de obesidad presenta. Estas cifras se traducen en que más de la mitad de la población -el 53,6 % según un Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE)- está por encima de su peso ya sea con obesidad o con sobrepeso.

Además, según este mismo estudio, Andalucía y Galicia (26,7%), seguidas por el Principado de Asturias (26,2%) y la Región de Murcia (25,7%) son las comunidades autónomas que presentan mayores tasas de obesidad. Por su parte, las islas Baleares (11,7%), Cataluña (16,1%) y País Vasco (16,5%) cuentan con las tasas de obesidad más bajas del país.

Nuestro estilo de vida es lo que más influye en esta problemática; esto es principalmente dos hábitos arraigados cada vez más en la población española: sedentarismo y una dieta poco saludable llena de calorías. El confinamiento no ayudó. Según un estudio de la SEEDO (Sociedad Española de Obesidad), un 44 % de los españoles aumentaron de peso durante el confinamiento. La mayor parte de los que fueron entrevistados subieron entre uno y tres kilos de peso en ese periodo. Influyeron otros aspectos como el nivel de ingresos, el tamaño de la vivienda y el nivel educativo.

Este sobrepeso no es solo una cuestión estética, sino un grave problema de salud. La dislipemia, las enfermedades cardiovasculares o la hipertensión arterial son algunas de las enfermedades que pueden potenciarse a consecuencia del sobrepeso o la obesidad, un dato que muchas personas conocen. Lo que no tanta gente sabe es que el exceso de peso también aumenta las posibilidades de contagiarse de COVID-19.