Se llama Jólabókaflóð y es una de las tradiciones más arraigadas de Islandia. Consiste en regalarse libros en la noche de Nochebuena. El término se traduce como “inundación navideña de libros” y cuentan que su origen proviene de la II Guerra Mundial. En esos años, las importaciones sufrían serias restricciones y entre ellas el papel era uno de los bienes más inaccesibles. Así que regalar un libro era regalar el mayor de los objetos de lujo. Una acción que solo podía hacerse un día muy especial como era en la Navidad.

Con los años y el fin de las restricciones, la tradición ya se había arraigado en el país. Hoy en día continúa estando muy presente y en la noche de Nochebuena niños y mayores no solo se regalan libros, sino que además los leen.

De hecho las editoriales concentran el 60 % de las ventas de libros en la época navideña, e incluso igual que en España las jugueterías sacan el catálogo de todos los juguetes, en Islandia hacen lo propio con los libros. El país tiene cifras muy altas de lectura, tanto que Islandia es el país donde más libros se publican per capita, llegando a publicarse cada año unas nuevas 700 referencias bibliográficas.

Lo más importante es que los libros no solo se regalan, sino que se leen. Junto a regalarlos, la tradición marca que la noche de Nochebuena la familia y los amigos se reúnen para leer durante toda la madrugada de la Nochebuena mientras comparten un chocolate caliente.

Con la globalización, otros países han conocido esta tradición y se suman a la iniciativa de regalar libros por Navidad. Aunque de ahí a leerlos esa misma noche hay un trecho. Es España, como en otros países, se opta por la tradición de pasar la noche en familia y comer y cantar villancicos. (O a falta de ellos ver el Telepasión en la televisión).

Otras tradiciones

Otras tradiciones asociadas a esta noche, además de la de que Papá Noel entre por las chimeneas de las casas (y si no tienes, se pinta) a repartir regalos a mayores y pequeños, es la de la carrera de Papá Noel. Varias ciudades organizan estos encuentros lúdicos-deportivos donde todo el mundo se disfraza de Santa Claus y se echa a correr.

Cataluña y Aragón viven la tradición de celebrar el Tió o Tronc de Nadal. Consiste en personificar un tronco con ojos y boca y “atiborrarlo” de comida. Los niños son los encargados de que el Tió no pasa hambre hasta que llegada la Nochebuena, se dedican a pegarle garrotazos para que cague los regalos.

En Navarra tienen al Olentzero, que vive escondido en el bosque y solo baja en la Nochebuena para desfilar por los pueblos y traer los regalos a los niños.

En Galicia por su parte cuentan con el Apalpador, un carbonero que toca las barrigas de los niños cada 24 de diciembre para ver si han comido bien. Además de regalos, les deja castañas.

Tradiciones por todo el país y por todo el mundo que al final consisten en ver al alba la sonrisa y los ojos de ilusión de los más pequeños cuando abren ese ansiado regalo que pidieron en su carta.