Sandra Benzú: “Muchos problemas de pareja surgen porque no saben comunicarse sus gustos y necesidades sexuales”
Poca palabras hay que provoquen tantas ideas, sensaciones y reacciones opuestas como sexo. Sonrisas pícaras, miradas avergonzadas y guiños cómplices son las más habituales. Sin embargo, pocos hablan del tema con naturalidad y menos aún reconocen tener algún problema en el ámbito sexual. Por la consulta madrileña de la sexóloga Sandra Benzú (Ceuta, 1983) pasan personas de todas las edades y condiciones en busca de una vida sexual plena.
En tu trabajo ves todo tipo de problemas pero ¿cuál es el más frecuente?
Muchos problemas de pareja, porque muchas no saben comunicarse. Es frecuente escuchar “es que yo quiero tener más relaciones sexuales y ella o él no quiere y entonces siento que no me desea” y la otra parte dice “es que no puedo darle ni un beso porque eso ya significa cama”.
¿Cómo empezar a mejorar una situación así?
Aprender a comunicarse es fundamental. Yo veo en la propia consulta que no se dejan hablar. Es importante hacer turnos para poder escuchar. Yo entiendo que cuando están muy cabreados por algo saltan. Y si están viniendo a terapia es porque que la cosa está muy mal y peligra la pareja, pero tienen que aprender de nuevo a decirse las cosas bien. Hay parejas que se hablan con una falta de respeto horrorosa, incluso con ironía o retintín. Yo se lo hago ver allí mismo. Es un entrenamiento, un ejercicio en el que tienen que aprender a respetar las formas y los turnos de palabra. Si no, la gente ya entra en casa a la defensiva. Se tiene que fomentar el cariño. A veces dan tan por sentado a tu pareja que ya ni se dan un buen beso cuando llegan a casa. Solo se dan los buenos besos cuando van a tener relaciones sexuales. No debe ser así. Se pueden besar viendo una serie o haciendo cualquier actividad.
Cuando llevas muchos años con una pareja la rutina puede ser tu peor enemigo. ¿Cómo salir de ella?
Muchas veces se olvidan de hacer cosas juntos. Sobre todo las parejas que tienen hijos terminan siendo padres en vez de pareja. Se olvidan completamente de ellos dos. Eso es un delito porque los hijos se van a terminar marchando y ellos dos se quedarán de nuevo solos. Tienen que apoyarse y hacer cosas con los niños, pero también sin ellos, buscando ayuda de la familia o de un cuidador si hace falta. Es importante salir de la rutina, innovar para alimentar el deseo, ya sea con juegos, con juguetes, cambiando de lugar, yendo a un hotelito, comprando lencería erótica o lo que cada pareja quiera. El sexo no es espontáneo. Hay que buscarlo y, cuanto más te pongas, más deseo tienes.
Asistir a terapia psicológica o sexual era hasta hace poco motivo de vergüenza. ¿Realmente se ha generalizado la búsqueda de ayuda?
Sí, con las redes sociales hay mucha más información sobre la terapia de pareja, psicólogo o sexólogo. Hay todavía cierto tabú pero ya la gente prefiere gastar el último cartucho y probar la terapia antes que romper con su pareja de tantos años. A veces ya no se puede salvar porque se ha perdido el deseo, aunque el deseo se puede recuperar, porque hay mucho rencor y ya no sienten atracción.
Los conceptos de identidad, libertad y orientación sexual se han normalizado mucho en los últimos años pero la educación sexual sigue siendo una asignatura pendiente.
Desde el colegio deberían darse clases. Yo en el máster tuve que ir a un instituto a dar educación sexual, peor solo cuatro clases durante un mes. Eso no arregla nada. La educación sexual tiene que ser una asignatura desde pequeñitos, explicada en base a la edad que tengan. Hay que ir hablando de sexualidad, que sea algo muy normal y poder hablar de todo, de los gustos sexuales y de la sexualidad. Los gustos se van viendo solos pero la sexualidad no. Hay mujeres de todas las edades que todavía no han tenido un orgasmo y piensan que son insensibles o que les pasa algo, pero tampoco se masturban o hablan con su pareja. No le pueden indicar porque ellas mismas no se han descubierto. Tienen que investigarse ellas misma, ya no solo con juguetes, simplemente con sus dedos. Muchos van directamente al clítoris y no saben que les gusta que le toquen el pecho, por ejemplo.
¿Cuánto sigue influyendo la presión social y los mitos sexuales?
Mucho, de ahí vienen muchas disfunciones sexuales. Hay hombres que pierden la erección porque están estresadísimos porque tienen que cumplir y ella tiene que estar siempre satisfecha. Eso no debe ser así. Cada uno es responsable de su sexualidad. Es fundamental que se den placer mutuo y que cada uno sepa dárselo a si mismo. Es un juego de dos. Si uno no está consiguiendo algo porque está nervioso, no pasa nada. Están en una relación sexual donde se lo tiene que pasar muy bien y tiene que hacerse sentir seguros el uno al otro. De lo contrario pueden empezar un círculo en el que la falta de erección genera inseguridad en la otra persona porque cree que no la desean y baja su autoestima mientras el primero y va con miedo de que le vuelva a pasar. Deben tranquilizarse y recuperar la diversión.
¿Qué relevancia tiene el vínculo entre el afecto y la relación sexual?
La confianza y la complicidad son parte de la salud sexual. Hay parejas que llevan 20 años juntos y no se dicen las cosas en la cama. A lo mejor él no la ha hecho llegar nunca al orgasmo y ella no le dice que no la ha tocado donde necesita. Todavía hay mucho pensamiento de que con la penetración se llega al orgasmo y eso es complicado. Normalmente las mujeres son clitorianas y si al chico no se le da la información de que solo con la penetración no va a llegar al orgasmo, pues él sigue. Ahí están los orgasmos fingidos o que la chica se quede mirando al techo.
¿Qué parte de importancia tiene el sexo en una relación?
Toda, toda, porque al final sin sexo la pareja está medio muerta. Si se acaba el sexo se pierde un poco esa complicidad. Te pone cachondo cualquiera que te roce por la calle y tu pareja no, porque no tener sexo con esa persona es un hábito. Te da igual. Eso en una pareja es horroroso porque o la acaba, o te aburres o te buscas un amante. Sentirte deseado es fundamental. Todos entendemos el estrés de la vida pero hay que trabajar la relación siempre, tanto ellos como ella. Comprarse algo picantón, hacer un juego, algo diferente… es importantísimo. A la gente la da pereza. Nos relajamos en una relación y nos dejamos un poco. Aunque tú te cases con una persona o lleves siete años, hay tentaciones. Si no se dan lo que se necesitan, eso se va a morir.
¿Las fantasías son necesarias?
Las fantasías con otras personas no son una infidelidad ni hay que sentirse culpable por ellas. Son libres. No quiere decir que lo desees. Una cosa es el deseo, que tu quieres hacer esa práctica sexual, y otra cosa es la fantasía, que puede ser de cualquier cosa. Fantasear con la mujer de tu amigo no quiere decir que quieras llevarlo a la práctica. Muchas personas se sienten culpables por ello y no es lo mismo. Las fantasías son muy necesarias. De ahí la importancia de la literatura erótica, porque la gente no sabe fantasear. Mucha gente tiene problemas a la hora de excitarse porque está muy nerviosa pero no sabe irse un poco más allá y fantasear en el momento. Incluso para su masturbación necesitan películas, fotos etc. en vez de su propia fantasía. La gente tiene que aprender a montarse sus propias historias, a fantasear ellos solos. Por eso es importante la literatura erótica porque a leer tantas cosas diferentes te vuelves creativo.
Recomendaciones para erotizarse
Literatura enfocada a mujeres
‘Pídeme lo que quieras’ de Megan Maxwell
‘Pasa la noche conmigo’ de Megan Maxwell
Opciones más enfocadas a público masculino
‘Delta de Venus’ de Anaïs Nin
‘Espera, ponte así’ de Andreu Martín.
Películas
‘Las edades de Lulú’ de Bigas Luna
‘Love’ de Gaspar Noé
‘La vida de Adèle’ de Abdellatif Kechiche
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Para mujeres:
Succionador de Clítoris, como FIDECH o similar
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Para hombres:
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Para parejas:
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