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Clint Eastwood: el vaquero que decidió ser actor
La célebre estrella celebró el pasado 31 de mayo su 90 cumpleaños en compañía de sus allegados tal y como atestigua un vídeo viral sobre al acontecimiento.
5 premios Óscar, 5 Globos de Oro, la Palma de Oro de Cannes y el León de Oro de Venecia integran la nada desdeñable lista de galardones con los que ha sido laureada la extensa carrera de Clint Eastwood, una leyenda viva del cine de nuestros días.
El intérprete norteamericano, que hace escasos días cumplió 90 años se ha convertido una de las referencias indiscutibles en lo que a versatilidad dentro del campo fílmico respecta.
Su desempeño como actor, director, productor o guionista han sentado cátedra dentro de la industria, convirtiéndose en referencia obligada de estudio para las nuevas generaciones de creativos audiovisuales.
No obstante, el ascenso a la fama ha sido largo y duro para Eastwood, quien en pos de hacerse un nombre en el negocio enfrentó todo tipo de obstáculos hasta que por fin obtuviera su merecido triunfo.
Nacido en mayo de 1930 en San Francisco y de extracción humilde, fue hijo de Clint Eastwood Senior, trabajador de la famosa compañía IBM y el ama de casa Margaret Ruth Runner.
Realizó numerosos trabajos en su juventud, que fueron desde caddie de golf hasta bombero forestal, pasando por clarinetista en una banda de música. De este último sacó en claro su afán por la composición, motivo por el que, tras conocer el excelente programa de formación musical que ofertaba la Universidad de Seattle, se matriculó en ella para poder dedicarse profesionalmente a la que fue su primera pasión.
Sin embargo, su sueño quedó truncado al ser llamado a filas y trasladarse a Fort Ord en Monterrey, California.
Allí, su atractivo y complexión atlética fueron descubiertos por la Universal, que lo contrató para trabajar de secundario en algunas producciones destacadas de la época.
Eastwood apostó por aprovechar su potencial y fue fichado en Látigo (1959), serial de aventuras en el que destacó desde el primer minuto gracias a su interpretación del joven y carismático ganadero Rowdy Yates.
Tras el éxito televisivo de la obra, el cine volvió a llamar a su puerta. Esta vez de manos del spaguetti western. A las órdenes de Sergio Leone, protagonizó la famosa Trilogía del Dólar¸ interpretando al ya mítico «hombre sin nombre» en Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966).
Tras haber recabado cierto grado de experiencia, se embarcó en la empresa de fundar Malpaso Productions, compañía con la que llevaría a cabo sus primeros proyectos personales como el también western Cometieron dos errores (1968).
Manteniendo la tónica interpretativa de tipo duro, viril y de actitud temeraria trabajaría mano a mano con Don Siegel. Primero metiéndose en la piel de Harry Callahan en la franquicia de acción inaugurada por Harry el sucio (1972) y, posteriormente, siendo el convicto Frank Morris en La fuga de Alcatraz (1979).
Con el paso de los años, su inclinación por la dirección le permitió realizar auténticos clásicos como El jinete pálido (1985) y Sin perdón (1992), que sería una carta de despedida para el género que le vio nacer como estrella.
Demostró asimismo un amplio registro actoral en los años venideros, atreviéndose con el drama romántico en Los puentes de Madison (1995) junto a Meryl Streep y dirigiendo grandes y premiados films como Million Dollar Baby (2004), Gran Torino (2008) o Invictus (2009).
La mula (2018) y Richard Jewell (2019), sus últimas producciones, ponen de manifiesto que después de tanto tiempo, a este viejo vaquero le quedan aún balas en la recámara con las que sorprendernos.