Durante esta primera sesión, el popular Pablo Casado inició una beligerante y crítica exposición contra el futuro gobierno, erigiéndose como el engranaje clave del bloque opositor además de garante último de la legalidad constitucional frente a quienes pretendían quebrantarla.

Como consecuencia de la unidad de acción del grupo liberal-conservador en el que se incluyen también VOX y Ciudadanos, el objetivo de obtener el respaldo necesario en las primeras jornadas se vio truncado al lograr unos resultados muy lejos de la mayoría absoluta requerida: 166 a favor, 165 en contra y 18 abstenciones condujeron a Sánchez a perder esta primera votación.

El hecho en cuestión generó un clima de crispación en los distintos medios de comunicación y redes sociales por ambas partes del espectro político, algo que se mantuvo hasta que, finalmente, tuvo lugar el segundo conteo el pasado martes 7.

Aun volviendo a obtener una cifra sumamente ajustada, al verse sólo obligado a reunir una mayoría simple, Sánchez ha conseguido sacar adelante una propuesta de gobierno con 167 síes, 165 noes y 18 abstenciones.

Se forma así no sólo el primer gobierno de coalición en la corta historia de la democracia española, sino que además se produce la entrada de ministros situados a la izquierda del partido socialista.

De este modo, de entre los nombres más sonados que ostentarán un cargo orgánico de Unidas Podemos se conoce a Pablo Iglesias, que cumplirá como vicepresidente, Alberto Garzón quien se ocupará de la cartera ministerial de consumo, Irene Montero gestionaría el ministerio de igualdad o Yolanda Díaz en trabajo.

Según los puntos dados a conocer, el plan de gobierno se apoyará fundamentalmente en políticas de fuerte contenido social que hagan frente a la situación de crisis que aqueja a las capas más desprotegidas de la ciudadanía española.

Se espera que esta nueva administración pueda abrir una etapa de estabilidad que ponga fin al trémulo período político de estos últimos años.