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El Vecino: Cuando la cotidianidad y las mallas se dan la mano
Zeta Audiovisual lo ha vuelto a hacer. Después de haberse encargado de producir las adaptaciones de algunos de los cómics españoles más exitosos de estos últimos años, le toca el turno a El Vecino (2004), la conocida historieta de Pepo Pérez y Santiago García nominada en dos ocasiones a Mejor Obra en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Tras varios intentos fallidos de llevar a Titán, nuestro peculiar enmascarado a las pantallas, ha sido finalmente Nacho Vigalondo sobre quien ha recaído la labor de trasladar esta apasionante historia al medio televisivo. El que fuera director de Los cronocrímenes (2007) mostró desde el primer momento una enorme afinidad con el proyecto: Conoció a los autores de la novela gráfica en el Festival de Cine de Málaga y él, como lector asiduo, ya había dado para entonces buena cuenta de este apasionante relato. Quién iba a pensar que más de una década después sería contactado por los showrunners de Zeta –que contaban en su haber ya con cintas como Anacleto: agente secreto (2015) o Superlópez (2018) – para liderar el proyecto. Es de esta forma que el cineasta cántabro se embarcó en la interesante aventura de crear un héroe de la calle, que irrumpiera en el panorama con problemas y situaciones cotidianas por las que todo el mundo ha pasado alguna vez. A través de un perpetuo tono satirizante, se sustituyen las capas y los temibles villanos de Marvel por enemigos mucho más reales como la precariedad laboral o los problemas de pareja. La historia pone así su acento en Javi (Quim Gutierrez), un joven madrileño al que nada le sale bien en la vida y que se preocupa más por el día a día que por lo que le puede deparar el futuro.
No obstante, en su monótona existencia irrumpirá de manera imprevista un agonizante alienígena que traspasará a nuestro protagonista sus fantásticos y misteriosos poderes. Con las recién obtenidas habilidades, Javi hará frente a los obstáculos que se le ponen por delante a la vez que se ve envuelto en esperpénticas y descacharrantes peripecias. Cabe destacar que, para hacer la obra original de 2004 más acorde con el momento presente, Vigalondo ha operado ciertos cambios más o menos sustanciales sin por ello menoscabar la esencia del cómic en el que se basa. Contando con el beneplácito de sus autores, el director ha apostado por desarrollar un tratamiento distinto para determinados personajes así como resaltar aún más si cabe el componente pintoresco y costumbrista es del concepto original. La serie se encuentra disponible en Netflix desde el día 31 de diciembre. No hay que perderse esta oportunidad de asistir a la revisión de un género tan sobreexplotado, y más llevándose a cabo de una manera tan humana y entrañable como el caso.