Con total seguridad, habrá en este momento algún lector pensando "esta gente va allí de fiesta" o "¿para qué vamos, si no tenemos nada que ofrecer?", también el reiterado proverbio caballa "¡qué gasto más inútil!".

Opinar sin conocer el trabajo que allí se realiza o dejarse manipular por la leyenda urbana que envuelve la presencia de Ceuta en Fitur, es un error recurrente. Quizás, la culpa la tienen tiempos pasados, muy pasados ya, en los que tal vez así fuera, tampoco tenemos esos datos, pero ya va siendo hora de dejar atrás ese primario impulso de despotricar y serenarse, analizar y, entonces sí, opinar con conocimiento de causa.

Ceuta tiene que estar, debe estar. El trabajo que conlleva la presencia de nuestra ciudad en la Feria Internacional de Turismo es largo y tedioso (antes, durante y después) y allí, a pie de stand, lo único que se hace es vivir 5 días de estrés en los que las personas que allí dan la cara por nuestra tierra ofrecen lo mejor de sí mismos y de Ceuta.

Ni hay fiesta, ni se va a comer jamón, ni a hacerse fotos con famosos... se va a trabajar y mucho. Ni siquiera hay tiempo para visitar la feria y traerse un par de bolígrafos de regalo o un pin de otra ciudad o país, como mucho, un buen dolor de cabeza que aparece siempre cuando las puertas del stand se cierran hasta el año siguiente y el sonido ensordecedor de los últimos días, desaparece sin avisar.

Confiemos en el trabajo de otros y, sobre todo, confiemos en Ceuta. A esos que, como decíamos al comenzar estas líneas, argumentan casi sin pensar que "no tenemos nada que ofrecer" sólo podemos decirles: no sabéis la suerte que tenéis de vivir aquí, abrid los ojos, mirad alrededor y... despertad.