Algunos dirán que la cuesta no termina en mayo y llevan razón, quizás la cuesta no, pero sí el camino de aquellos/as que este mes empezarán su ya conocido calvario de la vergüenza ajena para ganarse el favor de quien pueda darle alguna prebenda con el dinero de todos. Como si babear delante de un futurible, surtiera efecto. Pobres ilusos, no es posible que se premie y mejore la vida a quien se ponga en modo esférico y bote, en detrimento de quien haya demostrado talento, formación y/o experiencia. Sería injusto y vergonzante, ¿verdad?

Este medio pasa olímpicamente de cualquier partido político y jamás dirigirá sus publicaciones a un lado o al otro, pero no pasa de la política como instrumento, porque su buen o mal uso trae consecuencias que a todos nos afectan y que, cómo no, afectan a la ciudad por la que trabajamos cada día. Ojalá esta vez observemos ambición, calidad, respeto por la gente y por ellos mismos, por todos, sean del color que sean. Ojalá estén los contrincantes a la altura de una ciudad tan grande que, a pesar de poder verse entera casi de un sólo vistazo, es enorme en el mapa de una España que se mantiene unida sólo porque aún quedan algunos eslabones de acero templado... y caballa.

Que comiencen los juegos, no los del hambre, ni los de la vergüenza ajena, que empiecen los de la lucha por una Ceuta mejor que nos haga a todos mejores.