El mandatario norteamericano evidenció en todo momento sus intenciones de evitar por un lado el confinamiento de la población y por otro reanudar la actividad productiva del país cuanto antes.

Una serie de controvertidas reclamaciones emitidas por el político republicano en redes sociales exponen asimismo la necesidad de poner fin a las restricciones de movilidad aplicadas en algunos estados como Wisconsin, Michigan o Virginia.

Esto ha incitado a un gran número de activistas conservadores, vinculados o cercanos en su mayoría al Tea Party –uno de los movimientos políticos de derechas más importantes de la nación– a lanzarse a las calles en señal de protesta contra la reclusión.

En una de las últimas concentraciones que tuvieron lugar en la ciudad de Denver, Colorado se produjo un hecho inaudito al resultar confrontados los manifestantes con parte del personal del servicio sanitario municipal, sin que ello ocasionara mayores percances gracias al desempeño del cuerpo policial.

No obstante y como consecuencia de los más de 40.000 fallecidos en territorio estadounidense y el desbordamiento del sistema sanitario, Donald Trump ha optado por suspender toda inmigración a EEUU de manera temporal según declaraciones realizadas vía Twitter este pasado 20 de abril.

En respuesta a ello, miembros destacados de los órganos de representación de la comunidad inmigrante han mostrado su preocupación por que Trump pudiera extender la duración de esta medida más allá del tiempo de pandemia.

Fuentes procedentes de Washington afirman que su extensión está prevista para al menos 60 días con posibilidad de ser prorrogados.

 

Según palabras del propio presidente, con ello se pretende proteger los puestos de empleo de los ciudadanos autóctonos, pues «sería injusto para los americanos que han sido despedidos que los reemplazaran inmigrantes extranjeros».