Rocío y Salvi “Flamencos y a compás”: “El flamenco es una forma de vivir y en Ceuta hay mucho potencial”
Firma y fotos: Ester Pérez Quiroga
“Flamencos y a compás” nació hace más de año, cuando la cantaora Rocío La Canastera, el bailaor Salvi Rosino y el guitarrista José Carlos Pozo se encontraron en la Tertulia Flamenca, el punto de referencia del flamenco de la ciudad desde hace 50 años. Su pasión por la música, el cante y el baile los ha llevado a implicarse activamente en reactivar la cultura flamenca en Ceuta.
José Carlos es de Jerez, Salvi de Cádiz y Rocío es castellana pero habéis cruzado vuestros caminos en Ceuta. ¿Cómo empezasteis en el flamenco?
Salvi: Yo comencé con 3 añitos en el cole, porque vi a una de mis primas y quería ser como ella. Aparte yo escuchaba mucho a mi abuelo, que cantaba en casa sus letritas por bulerías y me metió el gusanillo del flamenco. De ahí, he tomado clases y hecho muchos cursos con artistas como Antonio Canales y Eduardo Guerrero. Me salió un trabajo en hoteles en Gran Canaria y allí empecé con el espectáculo. Cogí tablas y seguí aprendiendo, porque en este mundo nunca dejas de aprender. De ahí tuve la suerte de trabajar con mi gente de Cádiz, con Lourdes Florido y su hermano Emilio Florido. Gracias a ellos conseguí un trabajo en EE.UU. con la compañía Noche Flamenca de Soledad Barrio y estuve en dos ocasiones de gira. Después me moví a más sitios, incluso China. Con el tema de la pandemia me vine aquí a Ceuta con mis padres y tuve la gran suerte de conocer a Rocío y a Andi, que son los que llevan el tema de la Tertulia, el presidente y la vicepresidenta. Estuve unos años dando clase en las escuelas y ahora también colaboro en la Tertulia y colaboro como socio.
Rocío: A pesar de ser castellana y madrileña, yo en mi casa siempre había escuchado flamenco. Mi madre además cantaba muy bien coplas. Ella entonaba de forma increíble y mi padre tenía guitarras y recibía clases. Yo cuando era chiquitita ya movía las piernas al compás. En mi casa siempre se ha oído a Camarón, a Antonio Mairena, a Caracol, cantaores con mucha solera y gente del flamenco rancio. Era una explosión de alegría y un hilo conductor de unión de la familia. Compartíamos y cantábamos. Lo he vivido desde chica. Cada vez me he ido enganchando más y aquí en Ceuta, con la Tertulia Flamenca damos cabida a eso. Este es nuestro sitio de reunión y de ensayo. Aprendemos unos de otros y, si hacemos una fusión bien hecha, por qué no voy a meter también un piano o una flauta flamenca.
Tanto como grupo como socios de la Tertulia, estáis recuperando el ambiente flamenco en Ceuta.
Salvi: Yo vengo a echar una mano, a pasarlo bien y a que el público pueda disfrutar de unas clases. Es una oportunidad para inculcar el flamenco a la gente que baila y a las escuelas. Yo hablo por la parte de baile, porque el flamenco es el conjunto de cante, guitarra y baile. En lo que me toca, es verdad que en Ceuta, no hay cantera que se dedique formar profesionales. Yo quiero inculcar que en las escuelas de baile haya esas ganas de aprender y llegar a bailar en eventos de flamenco. Darle voz a la gente de Ceuta, que puedan bailar, que puedan participar. La Tertulia quiere apoyar a esas niñas y que se dé la oportunidad de aprender. Por eso también hemos creado este grupo, no es solamente el cante o la guitarra, es el conjunto de todo. Es el contar algo, el llegar a la gente para que la gente se enganche. Nos pasó el otro día en una actuación. Gente que ha visto poco flamenco y se van diciendo que les encanta el flamenco. Eso es lo que nos llena a nosotros, que la gente se vaya con ganas de más y de aprender la cultura flamenca. Eso es muy gratificante. En Ceuta hay gente a la que le gusta el flamenco, pero necesitamos que nos ayuden y nos patrocinen. El flamenco tiene que estar presente. Forma parte de nuestra cultura desde siempre.
¿Qué pueden encontrar en el flamenco quienes bailan pero no lo conocen?
Salvi: El flamenco es mucho de sentimiento. Pueden sacar mucho. A la hora de estar bailando no piensas, te transformas. Es una forma de vivir porque se aprende, se comparte. Tenemos que crear ese ambiente, que haya más flamenco, que haya más cante, donde la gente pueda participar y que le entre el gusanillo. Es una forma de vivir, de juntarnos y pasar el rato, aprender unos de otros y enriquecernos de todo. No hay competencia.
Rocío: Su potencial. Hay gente que baila muy bien aquí y que a lo mejor ni siquiera saben que lo llevan dentro. Solamente necesitan ese ambiente. Si ves que la gente se involucra, tú te involucras más con ellos y ellos a su vez se sienten parte de ese proyecto. Es un “feedback” entre la gente y las personas que ofrecen ese flamenco. Si yo tengo un programa de actividades en el que estoy contenta, sé que a la gente le gusta y que es un proyecto viable. Si lo ofrezco, la gente va a estar encantada y también va a aportar. Hay que escucharlos. Todo suma, siempre que la dirección sea clara, que es el flamenco.
El flamenco es una de las disciplinas musicales en las que hay mayor intercambio de artistas y disciplinas. ¿Cómo lo vivís desde dentro?
Rocío: El flamenco no es de una generación, ni una raza, ni una edad. Son sentimientos que tienes ahí, de tu esencia, que tú escuchas una voz y te transporta. Es una manifestación de sentimientos. Yo, como cantaora, hablo desde mi punto de vista. Hay cantes que, cuando los escucho, los catalogo automáticamente hacia un estado de ánimo triste. Hay otros que son alegres. No es lo mismo cantar por alegrías, que es un cante airosito, que un cante por taranta, que hablas del lamento de los mineros, o una seguidilla en la que se habla de la muerte. Son vivencias que se materializan a través de la voz, del baile, de la percusión, de la guitarra. Es un vehículo de expresión.
Salvi: Nos tenemos que adaptar a los tiempos de ahora, no solo a lo rancio. Aquí podemos hacer una reunión de flamenco rancio, con un cante jondo como un martinete o una toná, lo mismo que podemos meter algo más moderno, como una rumba flamenca o una sevillana flamenca. Estamos abiertos a todo tipo de público. Hemos conectado muy bien. Hemos disfrutado mucho y hecho disfrutar a la gente, que es de lo que se trata. Como grupo aportamos el toque flamenco a las celebraciones de bodas, bautizos, comuniones, etc. y tenemos un repertorio que podemos adaptar a los que nos pidan.
La Tertulia acaba de celebrar su 50 aniversario, pero la situación ha cambiado mucho a los largo de los años.
Rocío: Aquí siempre ha habido flamenco. Mucha gente ha pasado por aquí. Hablas con cualquier artista de fuera de cierta edad y se acuerdan de los festivales de San Amaro. Los antiguos flamencos hablan gloria de Ceuta por el trato, por las condiciones económicas, por el calor de la gente y la solera que había. Antonio Mairena, que es la figura más grande, ha venido aquí como si esto fuera su segunda casa. La Tertulia Flamenca hace años tenía 200 socios y el año pasado, cuando cogimos la junta directiva nosotros, había 5. Ahora, sin poder hacer actividades, ya somos 50. Estamos peleando. Queremos que, si un sábado viene una niña y se quiere subir al escenario, se pueda ver aquí crecida con el público. Eso es fantástico y hay que fomentarlo. Las academias están genial porque aprendes unas bases y aprendes a moverte. Donde luego se crece un alumno es en un escenario, donde ya no está cohibido ni sujeto a unos pasos.
Salvi: El cante y baile es sentimiento. Tú tienes una base y, con esos recursos que tienes, expresas lo que sientes. Queremos darle la oportunidad a quienes ya tienen una base para que puedan expresarse, que puedan bailar, que puedan encontrarse. Mostrar que en Ceuta también hay arte.
La pandemia ha parado las actividades pero no os habéis quedado quietos.
Rocío: Hemos propuesto una masterclass mensual de guitarra con José Carlos Pozo y barajamos otra de baile para el año que viene. Estamos por la labor de hacer muchas actividades y ahora que parece que la pandemia está mejorando, vamos a ver si es posible todo lo que tenemos en mente. Queremos que la gente se implique, que los alumnos de baile se animen. Los cantaores tiene la oportunidad de venir y contar con un guitarrista espectacular como José Carlos. Somos el punto de referencia del flamenco en la ciudad.