Jorge Ruiz, el "tope de gama" de los jinetes caballas

Jorge Ruiz, el "tope de gama" de los jinetes caballas

Firma y fotos: Ester Pérez Quiroga

Desde los primeros nervios al competir sobre un caballo, hasta ser Campeón de España de salto de obstáculos en la categoría 1,20, el jinete ceutí Jorge Ruiz ha hecho un largo recorrido lleno de sacrificios y satisfacciones. Compagina su trabajo como profesor de primaria con los entrenamientos en el San Roque Club junto a su entrenador Miguel Torres y dedica su medalla a todos los que han aportado su trabajo y apoyo para que pueda lograr esta victoria.

¿Cuál es tu primer recuerdo sobre un caballo?

Empecé a montar muy pequeño, pero el primer recuerdo que tengo yo de poder realmente manejar un caballo es con ocho o nueve años en la Hípica de Tetuán, la Hípica de la Guardia Real Marroquí. Allí te enseñaban a montar y a saltar ya desde el principio.

¿Y de ahí a competir?

Empecé a competir en la época de Ceuta, cuando era todavía la hípica militar aquí también. La primera sensación cuando uno sale a concursar es muy nerviosa, te genera mucha incertidumbre. De hecho, en la primera competición que hice en mi vida me eliminaron, porque me puse muy nervioso. Hoy en día, me lo tomo de otra manera. De pequeño, también en un campeonato de Andalucía, me jugaron una mala pasada los nervios y me equivoqué en un recorrido. Luego, hace tres o cuatro años, en un campeonato de Andalucía donde ya iba medalla de plata, me quedé en blanco en el último salto. Como nosotros decimos, la medalla me pesó en el cuello. Era como un sueño que iba a alcanzar y me quedé bloqueado. Al fin y al cabo, la competición te enseña muchísimas cosas. Maduras bastante porque te prepara para una situación bastante tensa. En un minuto tienes que demostrar todo el trabajo que llevas hecho. Y no solo tú, porque vas con tu caballo, que es un animal. Influye su estado de ánimo, si se ha habituado al sitio de la competición, a la cuadra, si es una yegua y ha pasado el celo o si es un caballo y está castrado o no. Los caballos se acostumbran, pero hay veces que son pequeños hándicaps que debemos pasar.

‘Sweet Dreams’, la joven yegua con la que has ganado la medalla en 1,20 es de origen Alemán. ¿Cómo surgió la oportunidad de traerla a España?

En España hoy en día tenemos muy buenos criadores que lo hacen muy bien pero la cuna del caballo centroeuropeo están en Alemania, Bélgica, Holanda, Francia. Yo fui con un amigo, que es un jinete de doma, a comprar un caballo de doma. Como él compró en los primeros días y teníamos más tiempo en Alemania, fuimos a la cuadra de un conocido y allí me enseñaron un montón de caballos jóvenes, con dos años o menos de dos años, y decidí comprarme esta yegua como inversión de futuro. Es un caballo que tiene muy buenos orígenes, digamos el pedigrí. La vi saltar en liberad y me enamoró. Y desde entonces hasta hoy. La traje de Alemania con dos años y la tuve en Morón de la Frontera un tiempo suelta hasta que cumplió los tres años y medio. La trajimos aquí a Ceuta. La domé, o como decimos nosotros, la desbravé, y luego ya comenzamos una carrera deportiva desde los cuatro años. La llevé a Vilamoura, que es un concurso internacional para caballos jóvenes, y allí donde debutó con solo cuatro años.

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Entre mi entrenador, Miguel Torres, y yo la hemos ido formando. Cuando cumplió cinco años él la llevó él al Circuito Hípico del Sol, en Vejer de la Frontera, el mismo sitio donde he competido yo ahora. Ya apuntaba maneras de campeona porque, de las dos salidas a pista que hizo, en una quedó primera y en otra quedó cuarta. Siempre ha tenido una progresión muy buena. No sabemos el nivel al que va llegar pero lo que haga lo va hacer siempre de manera divertida. Es una yegua a la que le gusta competir. Escucha la campana, ve que empieza el recorrido y se viene arriba y da todo lo que tiene dentro. Ella me transmite mucha seguridad. Es una yegua muy rápida y muy limpia, que no derriba nada, y eso da confianza. Vamos los dos en la misma dirección.

Con esta yegua llevo disputando grandes premios de 1,30 en este verano, del cual he ganado uno en Mijas, otro en Antequera y en el Pequeño Gran Premio de Sotogrande quedé cuarto o quinto. Llevamos una trayectoria muy buena. Afrontamos este 2022 con la idea de ya saltar a algunos grandes premios de 1,35.

A pesar de ganar en muchas competiciones, tu carrera de jinete la compaginas con tu trabajo como docente en el colegio.

Yo le echo todas las horas que puedo porque es mi pasión, porque me encanta. Un profesional vive de esto y tiene otro tipo de caballos de competición, que saltan mayores alturas y tienen sponsor. Yo me lo tomo como si fuese una profesión porque le pongo mucho entusiasmo, cuido los caballos al dedillo en alimentación, manejo, me gusta que estén en forma, que trabajen, tienen sus fisios y sus dentistas como si fuesen atletas profesionales, dentro de lo que económicamente me puedo permitir.

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¿Y el entrenamiento del jinete?

Hombre, te tienes que cuidar. Tienes que estar en forma. No puedes tener lesiones y, en las piernas, sobre todo, tienes que ser flexible. Si estás en forma las cosas salen bastante mejor. Antes hacía más deporte pero últimamente, como tengo los caballos fuera, el tiempo lo pierdo en el barco, porque me veo obligado a entrenar fuera de Ceuta. Aún así, cuando no monto me gusta salir a andar al campo o pegarme una carrerita. La alimentación no es estricta. Como sin excesos pero como cualquier persona normal.

Uno de los factores más importantes para un deportista es el apoyo de los que le rodean. ¿Cómo lo lleva tu entorno?

Mi familia, todo lo que sea con caballos, siempre me apoya a muerte. Saben que es mi pasión y siempre se prestan a ayudar en lo que me haga falta y me animan. Me dicen que lo haga ahora que puedo, que no deje de hacerlo y que disfrute de los caballos. Me ayudan a compaginar el deporte. Mis compañeros del cole también me siguen, me animan y les enorgullece tener un compañero al que le gustan los caballos. Mi núcleo cercano de familia y amigos saben que me gustaría hacer más cosas los fines de semana con ellos pero no las puedo hacer porque tengo que ir fuera a entrenar, a competir o a trabajar con los alumnos del San Roque Club. Te quita tiempo de lo tuyo pero también es una satisfacción. Cuando uno quiere saca tiempo para todos. Engancha mucho. Los caballos son muy sacrificados y ocupan mucho tiempo. Pero es un sacrificio que no me pesa. Yo podría estar 24 horas con los caballos en la cuadra y no me pesaría en absoluto.

¿Cómo se siente ganar la medalla de oro?

Me enorgullece, tanto a mí como a toda la gente que me quiere. La medalla es el fruto del esfuerzo de toda la gente que me apoya, de los veterinarios del Hospital de Manilva de la Equina, mis amigos del mundo del caballo y los que no son del mundo del caballo, del colegio, de mi pandilla, de mi familia, de mi novia. Cuando se te junta todo un equipo bueno, el que te cuida el caballo, el que le da de comer, la chica quien te lo saca entre semana cuando yo no voy… Cuando se te junta todo a favor, yo gano la medalla pero la medalla es de todos los que suman a alcanzar este éxito. A mí me enorgullece porque es una victoria de todos y una sensación única. Es un regalo que te da la vida a tu esfuerzo y a tu sacrificio. Lo lamento por muchos jinetes buenos y trabajadores que no han llegado todavía a obtener la medalla, porque es muy, muy, muy difícil. Se tienen que alinear todos los astros y que todo se dé a tu favor. Yo tuve una suerte enorme. Miraba alrededor y veía a mis amigos y eso me dio un arropo que es fundamental. Eso te hace crecer al salir a la pista y que te salga bien. Era la sensación de que eso estaba para mí.

Jorge Ruiz, el "tope de gama" de los jinetes caballas