“SEGUIRÉ CON LO QUE AHORA ES PARA MÍ UNA ACTIVIDAD DE OCIO, MIENTRAS PUEDA”
Fidel Velasco, único e irrepetible
Con sus ochenta años asegura que los momentos buenos en su negocio han sido tantos que no le viene a la mente uno sólo. Sí recuerda con especial cariño la época Navideña de algunas décadas atrás, cuando “todos los días de la Navidad eran una alegría”. “Entonces no existía el botellón”, comenta, “pero la juventud venía el día 24 de diciembre y pedían sidra. Se vendían muchísimas botellas y a última hora hacían el botellón”.
Aquella juventud son hoy ya abuelos pero a Fidel Velasco nunca le han faltado clientes. Desde su pequeña tienda en la calle González de la Vega atiende a todo el que pasa sin poder evitar mirar el escaparate, abarrotado de productos, y entrar en el establecimiento. “Esta siempre ha sido una calle de mucho, muchísimo tránsito” y, aunque la clientela más fiel ya no está porque “es que han pasado 45 años”, siempre entra alguien. Como por encanto, en ese momento interrumpimos la charla porque ha aparecido un comprador buscando maquinillas y, con las normas de la pandemia, no hay espacio para tres en el local.
Unos minutos después retomamos la entrevista donde la habíamos dejado, comentando los cambios que ha visto desde que abrió las puertas, en 1955. “La clientela es muy distinta a la que había antiguamente”. “Ha cambiado totalmente”, insiste. “En las cocinas de las casas, simplemente. Hoy no hay tanta cocina como había con las amas de casa antiguamente”. A pesar de ello, sabe que el secreto para seguir abierto tantos años a través de las distintas crisis y épocas de bonanza es “la solera, la calidad y la seriedad”. Ahora lo considera una actividad de recreo, pero sigue vendiendo de todo. “Algo menos que antes”, reconoce, “ pero siempre tengo cosas buenas y eso levanta un poco más la venta”. Aunque no hay un producto estrella o algo que se venda particularmente bien, Fidel sabe aconsejar a los clientes y guiarlos hacia sus mejores productos, “como un jamón o unas anchoas”.
La habilidad como comerciante le viene a Fidel de familia porque su padre, de quien lamenta lo joven que falleció (55), tenía este y otros dos negocios en Ceuta. “Cosas de la vida”, murmura acordándose también de su madre, que llegó a nonagenaria. Sus pérdidas y el atraco que sufrió en 2016 son los momentos más difíciles que ha vivido desde que regenta “Ultramarinos Fidel”. Salvo eso, “siempre he tenido mucha alegría”. También siempre ha tenido la música clásica acompañándole toda la jornada y sus estanterías curvadas bajo el peso de las conservas. Nunca ha querido hacer grandes reformas para no perder la esencia y nadie puede negar que ha conseguido mantenerla.
Una de las cosas que evoca con más énfasis es la propia ciudad de Ceuta. No sólo los cambios exteriores de los edificios en los últimos 80 años, también en el campo económico. “En tiempos había muchísimo turismo, porque Ceuta y Melilla tenían un privilegio muy grande respecto a la Península”. Fidel me cuenta que venían muchos turistas “que se trataban muy bien”. “Esas eran las alegrías que te comentaba antes”, me recuerda con mirada cómplice. Su conversación me traslada a cuando Ceuta contaba con un edificio para Correos y otro separado para Telégrafos. Para él, uno de los puntos fuertes de la ciudad era su tráfico marítimo, porque Ceuta “ha tenido un puerto muy rico”.
Las décadas han ido pasando sin que ni su báscula ni él se hayan quedado atrás a la hora de trabajar. Gracias a su dedicación ha sacado adelante una familia que hoy llamamos numerosa. Sus hijas vienen de visita con sus tres nietos “pero no cogen chucherías” porque las madres no les dejan, “como tiene que ser”, asiente. La excepción es algún sábado o domingo en el que pueden conceder algún paquete de patatillas.
La labor de este empresario ceutí no ha pasado desapercibida para sus colegas, que recientemente decidieron homenajear su contribución a la ciudad. La Cámara de Comercio quiso destacar trayectoria, así como la de otras empresas históricas de Ceuta, con un acto y la entrega de una fotografía. Él sin embargo resta importancia al asunto y señala que no es la primera vez trata que periodistas de aquí y de la Península.
Lo que sí es importante es encontrase bien en el trabajo y eso, de momento, no es problema. Fidel tiene intención de seguir con su “actividad de ocio” mientras pueda, por lo que todavía podemos asomarnos a su ultramarinos y hacer un viaje al pasado mientras aprovechamos para comprar ese ‘desavío’ que nos viene bien.