¿Cómo empezaste en el mundo de la música?

Escucho música desde que tengo razón pero empezar a cantar, fue a través del rap, con 15 o 16 años. La improvisación, el freestyle, era lo típico que se daba en la calle. Con el paso del tiempo, tuve una época más difícil y lo normal cuando uno no está bien es apartarse de la música. Mi amigo el guitarra que colabora en este proyecto pasó también por un proceso malo y empezó a tocar. Fue él quien volvió a introducirme de nuevo en la música. Muté el freestyle y el rap hacia el reggae. Empecé a cantar otros tipos de música y a conocer más de todo. La gente me ha dicho que les gusta mucho como canto. Lo hago porque me sana y es algo bonito que hacer por tu gente.

Empezaste con el rap y luego diversificaste tus canciones y melodías. ¿Qué cantas y escuchas más en estos momentos?

De las canciones que tengo ahora, las que no son cover sino mías y que voy a producir, están saliendo cosas muy funky. Los ritmos acelerados son los que me mueven. Me hacen levantarme y bailar. El funky es un poco vacileo, como el rap que improvisaba, y eso transmite mucha buena vibra y energía. Escuchar, sigo escuchando de todo. Rock americano de los 80 o de los 70 incluso, Fito, Muchachito Bombo Infierno… Puedo escuchar en mi casa a Aretha Franklin mientras lavo los platos. Escucho música de todo tipo, quitando reguetón y cosas así, que las quiero para la discoteca. Hay una música para cada momento.

¿Cómo pasaste de cantar versiones a escribir tus propias letras?

Siempre he ido a festivales de música  y a todos lados cantando covers, pero yo seguía arrastrando mi improvisación. Pasé de improvisar rap a improvisar música. Yo no escribo mis canciones. Mi herramienta es una grabadora de voz. Ya luego hago arreglos, cambios y demás. Sigo improvisando. En una tarde con mis colegas cantamos tres o cuatro canciones y al final siempre improviso algo. Uno toca un ritmo. Si no me gusta, me da otro más funky e improviso. Se graba. Si gusta, se arregla y queda un tema. Ese es el proceso más o menos.

Ahora vas a producir tus propias canciones. ¿Cómo ha salido adelante ese proyecto?

Eso ha pasado hace poquito. Llevo un tiempo quedando con mi amiga Fanny de Ebhel Africana y, al escucharme, ella se implicó mucho en ayudarme, porque cree que tengo talento y cree que hay donde rascar. No monetariamente, sino para formalizar y que saque la música. Hubo una tarde que avisamos también a Carlos Galés y a Diego Villatoro, que son dos pedazos de músicos. Carlos tiene estudios de grabación. Estuvimos un día, le canté los dos temas, le improvisé, y de él nació el producirme las canciones. Para mí fue un sueño. Hemos estado en el estudio, todavía sin grabar nada, pero viendo todo poco a poco. La verdad es que ilusiona mucho. Mi sueño no es ganar dinero con esto, siempre lo he hecho en la escalera, en la playa, en cualquier lado. Lo mío es transmitir. Si yo me llevo un buen rato con alguien y le he transmitido emociones, para mi eso es vital. El dinero viene detrás, y si no viene no pasa nada, ya tengo mis estudios y mis cualificaciones. Eso no me preocupa.

¿Qué te gustaría que sintiera la gente con tus canciones?

Principalmente alegría. Bailar es alegría y, si yo estoy haciendo funky y la gente baila, para mí ya es alegría. La alegría te quita mucho las tonterías de la cabeza, sobre todo en momentos como los que estamos pasando. Si le añadimos lo de la covid a que cada uno ya de por sí tiene problemas… Pasas por la calle y nos ves cantando y te paras y sonríes, con eso me vale. Es lo primordial. Llevarme la sonrisa de la gente.

Tiempo presente es un proyecto que quiere implicar a músicos de toda Ceuta, ¿cómo lo planteas?

Queremos impulsar un poco y ayudarnos todos los músicos de Ceuta, porque no estamos ni allí ni acá. Estamos un poco en un burbuja. He quedado varias veces con Bmuse, con Fanny, con Carlos Galés, con mucha gente que conozco que tiene talento musical, ya sea para tocar la armónica, cantar, tocar el cajón o lo que sea. Tengo un proyecto entre manos muy bonito, que es invitar a la gente a mi casa a grabar, en función también de lo que toque esa persona. Si se sube en las redes y hay movimiento, pues se da a conocer al artista. Vamos a ayudarnos entre todos porque nuestra situación geográfica y política es un poco burbuja y, con lo chiquito que es esto, tenemos mucho talento. Y con mucho amor, si haces lo que quieres con amor, al final transmites.

Siempre tienes presente a los demás y hablas de querer a la gente y ayudar. Hace falta una sensibilidad especial para tener esa filosofía de vida.

Yo me considero muy sensible. De hecho eso ha sido mi hándicap, por lo que tuve una época mala.  Ahora es mi virtud y me fortalece. A la gente le gusta lo que hago cantando porque transmito, porque soy sensible. Mi intención es cantar y pasarlo bien y si eso transmite, por mí genial. El arte trata de eso, de transmitir emociones.

¿Por qué lo has llamado Tiempoo Presente?

Es mi filosofía de vida. Perdí la noción del concepto presente. Vivía anclado en lo que fui y angustiado por quién iba a ser. No vivía el presente. Me lo tuve que tatuar porque lo perdí, la noción la perdí  y para mi es lo más importante ahora mismo. Vivir el día a día. Cuando vives el día a día de verdad es cuando eres plenamente feliz. Mañana es un telón en negro. Dicen que siempre sale el sol. No sabes qué te va a pasar mañana y no te puedes vivir anclado en quien fuiste porque todavía te queda tiempo para ser y para construirte. Hay que afrontar los problemas y ser feliz, que la vida son segundo. Es un mensaje que tengo en mis primeras canciones y es un mensaje muy bonito

¿Cuánto de ti hay en estas primeras canciones?

Mucho, muchísimo. Ahora tengo un par de ellas, de mestizaje, que por momentos son más funky o tienen trozos rap. Otro temas son más melódicos, hay partes de vacileo o de sentimentaleo pero todo tiene su mensaje. Es muy mío. Es algo que yo tenía muy guardado y lo he expresado en forma de canción.

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