Se entiende por superbacterias a aquellas que ya han desarrollado resistencia frente a todos los antibióticos con los que se cuenta a día de hoy. Esto implica que muchas enfermedades, como la gonorrea, carecen en algunos casos de tratamiento.

En la búsqueda de nuevos principios activos con capacidad antibiótica, el veneno de avispa ha demostrado su gran eficacia para el tratamiento de ratones infectados por Pseudomonas aueruginosa. En humanos esta bacteria es responsable de las características infecciones óticas asociadas a la natación, además de ser considerada un agente patógeno oportunista que provoca infecciones en aquellos que presentan su sistema inmunitario deprimido.

Con el veneno de avispa, aún quedan muchas pruebas que realizar pero la esperanza que vuelca es inmesurable.  En nuestro país, diferentes equipos de investigación también se intenta avanzar en este campo, algunos como los  investigadores del CIBERES (Centro de Investigación en Red de Enfermedades Respiratorias) han fijado su atención en las endolisinas. Las endolisinas son unas moléculas producidas por los bacteriófagos, virus con la capacidad de infectar y eliminar bacterias. Hasta la fecha no se han encontrado bacterias capaces de desarrollar resistencia ante estas moléculas de origen vírico.

La resistencia antibiótica no es más que la adaptación evolutiva de las bacterias ante la presión selectiva que ejercen sobre ellas los fármacos. Por ello, es muy poco probable que una bacteria que ha desarrollado resistencia mute de nuevo para volver a manifestar sensibilidad ante el antimicrobiano.

Ante la alarmante situación, los especialistas médicos han reducido y moderado el consumo de antibióticos, intentando concienciar a la población sobre este problema para evitar el consumo de éstos sin prescripción médica. La rotación o la combinación de diferentes antibióticos es otra de las medidas que se adoptan, a la espera del desarrollo de soluciones efectivas a largo tiempo.