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Querámonos mucho: Día Internacional del Beso
El 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso, día que hace la competencia al 14 de febrero en cuanto al día más romántico del año. Este día no cuenta con la misma larga historia que San Valentín, se celebra solo desde el año 2013.
La razón a este día la encontramos en el beso más largo del mundo que duró 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Los responsables fueron una pareja tailandesa durante un concurso que rompieron su anterior récord, de 46 horas.
La idea que hay detrás del Día Internacional del Beso es la de recordar el placer del beso, más allá de los formalismos sociales o la antesala a una relación sexual. De la misma forma, es una manera de luchar contra las prohibiciones que en numerosas regiones aún existen contra los besos en público.
Esta práctica aparece en muchos animales desde aves hasta mamíferos, sobre todo en primates. En nuestra especie, los labios son un elemento muy rico en terminaciones nerviosas y por ello altamente sensitivos. Esto estimula de forma erógena cinco pares de nervios craneales, la estimulación nerviosa producida desencadena la respuesta cerebral mediante la liberación de oxitocina, dopamina y adrenalina en el torrente sanguíneo. La oxitocina en sangre estimula la sudoración y fomenta la estimulación sexual.
El beso, aún presente en un gran numero de especies del reino animal, tiene diferentes significados biológicos para cada uno de ellas. En muchas de ellas la alimentación de la pareja a través del beso se entiende como un regalo nupcial o una práctica de cortejo. En otras especies, como los chimpancés o los agapornis, la unión de los labios proporciona información sobre el otro individuo permitiendo así su identificación.
La evidencia histórica más antigua del beso en nuestra especie aparece en la cultura India hacia el 1500 a.C. En otras culturas, como la babilónica, el beso se relacionaba con la súplica o el arrepentimiento y en las culturas afroasiáticas es un símbolo de amor y afecto. Nuestros antepasados griegos y romanos, fundadores de nuestra cultura, entendía el beso como una expresión de amor o admiración.
Sea como sea su entendimiento pasado, hoy día es una muestra de amor y romanticismo, y en este mundo que poco a poco parece deshacerse cualquier excusa es válida para practicar el amor.