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Los peligros de la feria: intoxicaciones alimentarias.
Las altas temperaturas favorecen las toxiinfecciones alimentarias, especialmente las ocasionadas por la temible Salmonella spp. Consecuencia de las buenas prácticas del personal de hostelería, que se forman para evitar el riesgo de contaminación, más del 50% de los casos que en los servicios médicos son presentan se dan en el hogar.
Si hablamos de Salmonella rápidamente acude a nuestro cerebro la imagen de una tortilla poco hecha. Sin embargo, más allá del huevo, esta bacteria puede contaminar y estar presente en una gran variedad de alimentos que van desde la carne de ave o ternera, los lácteos, los pescados crudos o las hortalizas regadas con aguas contaminadas. Una de las mayores problemáticas que surge para detecta un alimento contaminado por Salmonella, es la falta de indicios. Es decir, un alimento contaminado, de forma general, no manifiesta un cambio en su aspecto o su olor.
Cuando la bacteria alcanza el alimento, su velocidad de multiplicación es muy elevada cuando las condiciones son las idóneas -hecho que ocurre ahora en verano-. Tal es esta tasa de división que en apenas veinte minutos pueden duplicar su número.
Más allá de la diarrea, las complicaciones producidas por el consumo de alimentos contaminados pueden llegar a suponer riesgos para la salud. Los primeros síntomas se suelen manifestar entre las 6 y 48 horas después de la ingesta. Estos primeros signos de enfermedad son diarrea, fiebre y cólicos estomacales. En la mayoría de los casos, los enfermos se recuperan sin tratamiento ni complicación, pero cuando la diarrea es grave se hace necesaria la hospitalización.
En esta feria, para evitar brotes durante las cenas en el recinto ferial y las casetas se obliga a los hosteleros a no realizar mahonesas caseras con huevo o dejar las tortillas bien hechas. Además, se recomienda lavar frutas y verduras con lejía de uso alimentario, en la dosis adecuada.