El ictus es uno de los principales motivos de asistencia médica urgente. En nuestro país constituye la segunda causa de muerte, la primera en la mujer, y una de las principales causas de la discapacidad permanente en el adulto. Se estima, que cada año, afecta a casi 130.000 españoles, de los que aproximadamente 80.000 quedarán con discapacidad.

Conocer los síntomas de alarma en un ictus es una de las mejores armas. Cuanto más temprana sea la intervención médica, menos secuelas permanecerán. Desde diferentes asociaciones médicas se han creado campañas que den a conocer los signos más comunes del ictus.

• Pérdida repentina de fuerza en la cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo.

• Sensibilidad alterada (hormigueo) en cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo.

• Pérdida de la visión de un ojo o ambos.

• Dificultad en el habla o para comprender el lenguaje.

• Inestabilidad o desequilibrio repentino.

Los tratamientos disponibles deben ser aplicados lo más pronto posible, estableciéndose como máximo las 4,5 horas tras el comienzo de los síntomas.

El ictus puede ser de dos tipos, según sea uno u otro el tratamiento será diferente. El ictus isquémico es aquel ocasionado por un trombo en el cerebro, mientras que el ictus hemorrágico es debido a la rotura de un vaso sanguíneo cerebral. En el caso de los ictus isquémicos el tratamiento primero va enfocado a disolver el trombo.

Independientemente del tipo que sea, el paciente necesitara, a posteriori, terapia de rehabilitación por parte de diferentes especialistas -logopedas, fisioterapeutas, psicólogos…-

En cuanto a como prevenir un ictus, las recomendaciones son muy similares a la de un accidente cardiovascular. Llevar una dieta sana y variada, evitar hábitos tóxicos como el tabaco o el alcohol, realizar una actividad media de forma regular y controlar los niveles de colesterol y glucosa en sangre.