Desentrañando la fealdad humana: el pintor Otto Dix

Desentrañando la fealdad humana: el pintor Otto Dix
El mayor legado de este atormentado artista alemán fue la Nueva Objetividad, género centrado en una representación decadente de la realidad.

Son muchos los artistas que, cultivando un estilo a caballo entre las vanguardias renovadoras y la herencia clásica, han sido susceptibles a severas críticas por no adscribirse a cualquiera de las grandes y monolíticas etiquetas que la academia estipula.


A Otto Dix (Untermhaus, 1891) le tocó padecer semejante discriminación desde aquellos primeros trazos que depositó sobre el lienzo.


Sus maestros, presos de las modas del momento, a menudo afirmaban que el tono indescifrable de sus pinturas lo avocarían definitivamente al fracaso y a caer en el olvido: Sin embargo, nada más lejos de la realidad.


De familia humilde alemana, Otto Dix comenzó su formación en la materia en la Academia de Bellas Artes de Dresde allá por el lejano 1909.


En tal hervidero de corrientes y diversos procederes, el joven artista tomó no sólo contacto con el expresionismo –muy en boga en aquel entonces– sino también con la obra renacentista, tanto italiana como alemana a través de un minucioso estudio que le llevó a visitar la mayor parte de los museos de la capital sajona.


Tras enrolarse voluntariamente como parte de la armada alemana en la 1era Guerra Mundial y ser testigo en primera persona de los horrores allí acaecidos, regresó con la necesidad de registrar todo lo vivido a través de una portentosa producción.


En Dresde, la tumultuosa etapa de posguerra azuzó su adhesión al grupo artístico-militante conocido como la Secesión Dresdeniana, de corte expresionista a la par que proseguía sus estudios en Bellas Artes.


De la misma academia en la que recibe clases acabaría siendo docente en el año 1926, momento en el que también, fruto de su decepción con las formas anteriores de arte engendraría la simiente de lo que posteriormente se conoció como Nueva Objetividad, que trataba de desentrañar el feísmo de la realidad cotidianidad.

El Tríptico Metrópolis (1927-1928) supondría una de las obras más representativas de este nuevo género y un feroz ataque contra la sociedad de consumo moderna.


Su espíritu crítico y cuadros fueron percibidos como peligrosos por parte de un ya consolidado III Reich que, tras despojarlo de sus cargos en la universidad y defenestrar su obra, lo obligó a luchar en el nuevo conflicto que atenazaba Europa nuevamente.


Tras ser capturado por los franceses y se desmoronarse el imperio nazi, Dix no encontrará consuelo ni en el Realismo Socialista de la RDA ni en el arte abstracto reinante en la República Federal Alemana: La multitud de condecoraciones y reconocimiento otorgado por sendos estados jamás suplirían los pesares y sufrimientos que el pintor tuvo que experimentar a lo largo de su vida y que bien tradujo a través de un estilo diferente y personal en sus pinturas.

Desentrañando la fealdad humana: el pintor Otto Dix