El resultado de la encuesta de nuestro primer "Ceutómetro" preocupa. Casi la mitad de los participantes se irían de Ceuta si les ofrecieran sueldo y casa de similares características fuera de la ciudad. La muestra es lo suficientemente grande como para tenerla en cuenta, según el segmento de población al que estaba dirigida. Sin duda alguna, hubiéramos obtenido unos resultados muy distintos de ser realizada hace 10 o 15 años, cuando la cantinela de "si pudiera, me iba" que se repite incansable en conversaciones protagonizadas por muy distintos "tipos" de persona en los últimos años, no era tan sonora. ¿Qué nos ha pasado?

Es una pena, pero el concepto "Ceuta" ya no es el que era. Ni siquiera sirve como la "cárcel de oro" de la tercera opción. Quizás deberíamos plantearnos luchar por no dejarla sólo en "cárcel". Una ciudad en la que la juventud tiene como principal aspiración huir de ella, es una ciudad muerta, asesinada por las circunstancias y por la falta de altura de miras de ya ni sabemos quién, porque estamos perdidos.

Pero no tiremos la toalla, miremos al frente y hagamos entre todos lo que, quien debe, no quiere o no sabe hacer.

Vivimos en la ciudad más bonita del mundo. Sólo los ceutíes pueden salvar Ceuta... pero no desde el sofá.