Este próximo domingo, nuestros relojes deberán ser adelantados pasando de las 02.00 de la madrugada a las 03.00. Esto implica que perderemos una hora de sueño, pero que a partir de ese momento los días serán más largos.

Con este cambio de hora, que se realiza todos los años el último fin de semana de marzo, comienza el horario de verano. La razón de esto es el mejor aprovechamiento de la luz solar por las tardes; el origen de esta práctica lo podemos encontrar en el antiguo Imperio Romano donde según la época del año los relojes marcaban horas distintas, aunque el porqué actual reside en una crisis petrolífera que se dio en la década de los 70.

Mucho antes de los 70, en la Primera Guerra Mundial, el gobierno alemán ajustó todos los relojes del país para que éstos tuvieran una hora más con el fin de ahorrar energía. Dos años después de la decisión germana, el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, anunció para su país la misma medida. Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, el horario volvió a retornar a su posición original. Y así se mantuvo hasta las crisis petrolíferas.

La Comisión Europea, en el año 2018, consultó a 4,6 millones de europeos sobre el cambio de hora y el 80% de los encuestados abogan por la eliminación de estos cambios. Por ello, se propone que 2021 sea el año tope para que se realicen los últimos cambios.