El Secreto de Monkey Island: Los piratas más extravagantes del Caribe

Se cumplen 3 décadas de la revolución originada por el famoso videojuego de LucasArts.

Hace exactamente 30 años que irrumpió en el mercado de los videojuegos una de las joyas que más éxito ha cosechado gracias a su curiosa combinación de humor desternillante, ingeniosa narrativa y referencias constantes a la cultura pop.
 

El Secreto de Monkey Island, título de la legendaria LucasArts –empresa fundada por el cineasta George Lucas en 1982–constituyó uno de los aportes más significativos realizados no sólo al género de las aventuras gráficas en concreto, sino también al sector del ocio digital en general.


Este divertido relato de piratas donde se narraban las andanzas del joven Guybrush Threepwood comenzó a fraguarse desde el mismo instante en el que el programador Ron Gilbert (Oregon, 1967) sentó las bases del lenguaje de programación y motor gráfico conocido como SCUMM.


La versatilidad y facilidades que proporcionaba este nuevo sistema de código fueron inaugurados con el famoso Maniac Mansion (1987), una aventura adscrita al género mad doctor que marcaría el ritmo cómico a seguir posteriormente en el resto de aventuras gráficas de Lucas.


El título, merecedor de un gran reconocimiento obtuvo su secuela con Day of the Tentacle en 1993, convirtiéndose en un éxito instantáneo de crítica en los medios especializados.


Tras el lanzamiento de otras obras más o menos exitosas que sacarían partido al motor SCUMM como Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) o Loom (1990), Gilbert se obcecó con la idea de crear una nueva historia tomando como referencia la atracción de Disneyland Piratas del Caribe a la vez que desechaba todo componente fantástico de la misma.
 

Para ello, se rodeó del tándem de artistas Tim Schafer (California, 1967) y David Grossman y, en colaboración con el escritor de ciencia ficción galardonado con el premio Nebula Orson Scott Card (La Saga de Ender), el resultado final desembocaría en un título de gran factura creativa y artística.


Monkey Island nació al calor de las tradicionales historias de piratería pero tomando para sí un fondo plagado de influencias  cinematográficas, literarias, guiños a otros videojuegos, etc.


No en vano, cualquier jugador que se preciara podía identificar fácilmente easter eggs vinculados a otras franquicias de Lucas como Star Wars o Indiana Jones sin por ello desdeñar los humorísticos product placement de los que la obra también hacía gala ocasionalmente.


La trama principal nos ponía en la piel de un curioso muchacho cuya objetivo en la vida es el de convertirse en el pirata más temido del Caribe. Guiado por esta particular meta, el aspirante a bucanero conocerá a figuras de lo más estrafalarias durante su aventura y se verá inmerso en hilarantes situaciones que irán desde duelos de insultos hasta gags humorísticos dignos de los Monty Python.


La acogida del título catapultó a LucasArts a cotas de prestigio no conocidas antes por la compañía y, a pesar de que Ron Gilbert se bajó del barco con la segunda entrega de la saga que él mismo ayudó a crear, Monkey Island se convirtió en todo un referente de la tradición popular y una producción inolvidable para los auténticos amantes de los videojuegos.