La historia detrás del peor juego de la historia

La adaptación de ET  no sólo constituyó un gran error del sector, sino que además operó como el detonante de una de las crisis más acuciantes de cuantas se recuerdan en la historia del negocio.

Dentro de la industria del videojuego existen numerosas anécdotas acerca de aquellos títulos que, por distintos motivos, acabaron protagonizando su propia historia y convirtiéndose en obras de culto dentro del sector. 


La adaptación a este joven medio del film de Steven Spielberg ET el Extraterrestre (1982) fue uno de esos casos en los que la realidad superó  a la ficción dado lo que esta producción llegó a representar a un nivel socio-histórico.


La década de los 80 resultó sumamente compleja para la compañía Atari. Tras tener lugar un boom inicial de los videojuegos, la aparición de los primeros ordenadores domésticos como la Commodore 64 supuso la primera amenaza a abatir en un sector aún en proceso de consolidación.


Aprovechando la buena sinergia existente entonces entre el medio cinematográfico y la industria del ocio electrónico, Atari trató de ganar aquella batalla empleando la obra del cineasta Steven Spielberg como punta de lanza.


Apenas un tiempo antes, la empresa había encomendado el desarrollo para Atari 2600 de una versión de Indiana Jones: en Busca del Arca Perdida (1982) a Howard Warshaw, uno de los desarrolladores más cualificados de entonces.


El mismo año del estreno de dicho título, Atari pagó la asombrosa cantidad de 21 millones de dólares por los derechos para adaptar a videojuego la célebre cinta ET.


Warshaw fue contratado nuevamente para desarrollar el título en el descabellado plazo de un mes desde la petición formal de su elaboración.


Los extenuantes horarios de oficina y las fechas cada vez más próximas obligaron al programador a instalar un módulo de desarrollo en su hogar a fin de poder dedicar todo su tiempo al diseño del título.


El juego sería una obra de recolección donde el jugador ayudaría a ET a hallar las partes necesarias de un teléfono con el que llamar a sus compañeros y que así el pequeño alienígena pudiera ser rescatado. En el camino, debería esquivar a multitud de agentes del gobierno y científicos que tratarían de impedírselo.


Tras su publicación para Navidades de 1982 y con una inversión millonaria en publicidad que superó los 4,5 millones de dólares –la campaña de marketing más cara hasta entonces–, el título logró mantener buenas cifras de ventas durante sus primeras semanas.


No obstante, la falta de tiempo para desarrollar un producto pulido y la poca diversión que este garantizaba desembocó en un descontento descomunal entre los consumidores.


El batacazo comercial preparó el terreno para el crash del videojuego de 1983, lo que supuso además la venta de Atari y el origen de una de las leyendas urbanas más conocidas de los videojuegos: El entierro de videojuegos en Alamogordo.


Circuló el rumor de que, para deshacerse de los títulos sobrante de ET, estos fueron enterrados en el desierto de Nuevo México, cerca de la población de Alamogordo.


El hecho fue imposible de demostrar hasta que el rodaje de un documental sobre Atari llevó a un equipo de filmación a un vertedero en mitad del desierto en Nuevo México donde se reveló la veracidad de la historia.


El videojuego de ET  se trató de un título que representó los valores de producción de una época en la que los videojuegos de baja calidad resultaban una constante en el mercado. Su aparición sólo fue la gota que colmó el vaso en una industria que necesitó de esta primera advertencia para redirigir sus pasos y así perfeccionarse de cara a los nuevos retos que debería afrontar en un futuro.