El suicidio de Veronica Forqué pone en evidencia la necesidad de una estrategia nacional en salud mental
La muerte por presunto suicidio de Verónica Forqué ha puesto en la palestra la necesidad de trabajar por la salud mental. Sus compañeros de profesión, además de lamentar su muerte y expresar su tristeza, han querido recordar lo graves que pueden ser las consecuencias de la presión mediática y de los comentarios sin filtros en las redes sociales, especialmente para personas que trabajan con su propia fragilidad humana.
La Policía Nacional encontraba este lunes, día 13 de diciembre, a la actriz Verónica Forqué muerta. Aparentemente, un suicidio. Hace algunos años, muy pocos, los medios de comunicación no debíamos publicar noticias de suicidios. Existía la creencia generalizada, el pacto no escrito pero conocido por todos los periodistas, de que de los suicidios no se debía informar, había que acallarlos por si alguien “copiaba” la idea. Sin embargo, también desde hace años, las asociaciones que trabajan en beneficio de la salud mental reclaman que los problemas mentales no deben ni pueden acallarse, sino ponerse en la palestra para que se aborden.
Entidades sanitarias llevan años pidiendo la elaboración de una estrategia nacional en salud mental, que contemple medidas como la desestigmatización de acudir al psicólogo o la inclusión más generalizada de los especialistas en Psicología y Psiquiatría en la Atención Primaria.
El suicidio de Verónica Forqué ha vuelto a poner de evidencia estas necesidades, la lucha que aún está muy activa para lograr garantías en salud mental. Pero no solo ha puesto esto en evidencia, también ha dejado al descubierto los excesos de un mundo como es el televisivo, donde en ocasiones no se miden los pasos dados sino solo el beneficio alcanzado: el todo por la audiencia. Masterchef lleva años recibiendo críticas por poner al límite a sus concursantes. ¿Hasta qué punto se han podido pasar con presiones? Por su parte el público, especialmente los internautas, ¿cuántas críticas no constructivas se han divulgado expuestas en esta supuesto democrático escaparate que son las redes sociales? ¿Cuántos comentarios vegatorios e insultos se han permitido?
“Planteémonos -escribía la también actriz Ana Gracia- que en algunas situaciones de fragilidad no se puede exponer a las personas de manera tan ligera. Algo supo cuando paró. Nada fue suficiente para mantenerla aquí”. Numerosos compañeros de profesión han mostrado su pesar, su tristeza y sus condolencias a la familia, sobre todo a su hija. Pero muchos además han incidido en esto, en revisar y tomar conciencia de a dónde pueden llevarnos los escaparates en exceso y de cuáles son las consecuencias de no tener una buena estrategia política que aborde la salud mental.
Desde la organización de premios Max -la actriz recibió el premio Max de las artes escénicas en 2020 por su interpretación en la maravillosa función de Las cosas que sé que son verdad- también ha lanzado un mensaje en esta línea, recordando “lo importante que es cuidar la salud mental en las sociedades contemporáneas”.
La presentadora Belinda Washington reflexionaba también sobre el último trabajo de la actriz, su paso por el reality culinario: “Te vi en #masterchefcelebrity intentando tirar con esfuerzo del trabajo que te proponían, leí los mensajes en ocasiones muy crueles en las redes (algunos seguro que se deshacen en halagos cuando hace unos días te mortificaban con sus palabras y su odio…) y …ahora …Que dolor!! Que soledad!! Que pensamientos te atormentaban!!”. Washington finalizaba pidiendo una “reflexión profunda” sobre “la exposición mediática en una profesión dura, injusta e incomprendida, sobre el respeto, sobre la salud mental, sobre la soledad”.
“Las exigencias, la exposición, el odio, los linchamientos, la desposesión del alma de las personas que no son fuertes, las constantes burlas ante la fragilidad, los insultos y la soledad”, lamentaba el escritor Roy Galán.
Y precisamente esas redes sociales donde tantos duros comentarios se han vertido, donde tantas personas se sienten acosadas, donde hay impunidad, se llenaban del debate recordando que si suceden estas cosas, “algo no estamos haciendo bien como sociedad”.