Desgranando el ‘Ay Mamá’ y la revolución (con dos ovarios) de Rigoberta Bandini
Rigoberta Bandini no logró el triunfo para representar a España en Eurovisión. Pero no importa. Su ‘Ay Mamá’ ya es todo un hito al feminismo y se ha destacado la ‘Rigobertamanía’.
Solo el estribillo, “Por tantas mamamama... mamá / Todas las mamamama... mamá”, es una oda a la simplicidad y a la maravilla de la palabra más completa del mundo: mamá. Pero es que lo cierto es que toda la canción, de la primera a la última letra del ‘Ay Mamá’ de Rigoberta Bandini es una oda a la maternidad, al feminismo, a la mujer, a la mamífera que llevamos dentro. Y más allá del espectáculo ‘eurovisivo’, se ha convertido, y con dos ovarios, en una exaltación de lo que significa ser madre. Porque ser madre es, le pese a quien le pese, la mayor revolución feminista.
El pasado sábado, día 29, se celebró en el Palacio de Deportes L'Illa de Benidorm la Gran Final del Benidorm Fest, el festival del que saldría la canción que representará a España en Eurovisión. ‘Ay Mamá’ partía sin duda como una de las favoritas, tanto de público como de crítica, pero aún así no logró ganar la batalla musical.
Pero no importa. El tema caló y no hay reunión en la que no se hable de las entrañas de una canción que ha recibido tanto críticas como halagos y, prácticamente, por las mismas razones.
Tanto que la ‘Rigobertamanía’ ya es un fenómeno. Y para entenderlo no hay más que desgranar el temazo. ‘Tú que has sangrado tantos meses de tu vida’. Ya solo esa frase para iniciar su canción es de quitarse el sombrero. La esencia, la literalidad y el poder de la menstruación. Con sus mitos, sus miedos, sus prejuicios. Y cómo de esa frase pasa al ‘Soy engreída y lo sabes bien’, denotando el camino y la complejidad del alma femenina. Del alma y del físico, porque no hay más místico y terrenal al mismo tiempo que una mujer. Y ya si es una mujer en un poderoso proceso de parto, es innegable la fortaleza.
“A ti que tienes siempre caldo en la nevera / Tú que podrías acabar con tantas guerras / Escúchame”. La estrofa lleva directa al poder de la historia, que no por ocultada deja de estar latente. Desde la cotidianidad de un puchero hasta la globalización de una guerra. No es en vano decir que detrás de un gran hombre, siempre hay una mujer. Aunque lo realmente cierto es que detrás de la fortaleza de un mundo, hay no una, sino muchas mujeres que lo han puesto en pie.
“Mamá, mamá, mamá / Paremos la ciudad / Sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix / Mamá, mamá, mamá”. La canción, como ha pasado con la maternidad, con la crianza, con la lactancia... Ha querido venderse (o presentarse) en los últimos tiempos como un paso atrás en la revolución de la mujer. Cuando sin embargo no hay mayor feminismo que el de saber criar a una nueva generación más comprometida, más igualitaria, más feminista. Dar de mamar no es solo lo mejor para un bebé fisiológicamente, es romper el sistema y el capitalismo que te mandan a comprar biberones y leche envasada; es sacar la teta en cualquier parte y enseñarle al mundo que no hace falta más que una madre para que la vida siga su curso.
“Por tantas mamamama... mamá / Todas las mamamama... mamá”. El estribillo, como escribía, no da pie a más comentario que el ser, en su sencillez, sublime.
“Tú que amarraste bien tu cuerpo a mi cabeza / Con ganas de llorar pero con fortaleza / Escúchame”. Nadie dice que maternar sea fácil pero tampoco es tan difícil si dejamos de escuchar el ruido del exterior y permitimos escuchar nuestro mamífero sonido interior. Llanto y soledad aupadas por una sociedad incomprensiva y una conciliación inexistente pero acalladas de golpe por la fuerza que en ti, madre, desprende esa pequeña criatura sabia que acabas de alumbrar.
Y antes de terminar con el estribillo unas frases llenas de aura y realidad. Una evidencia: “No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas / Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza / Y lo sabes bien”. Y ese “Y lo saben” es el mejor modo de dar bofetada (de amor) y poner punto y final a las críticas, a los abusos de poder. “Ocupar las calles con nuestros cuerpos sin que fueran censurados sería un gran avance. Todavía me emociona esa mujer guiando al pueblo en el cuadro de Delacroix de 'La libertad guiando al pueblo'”, reconoce la cantante.
Más Rigoberta Bandini necesita el arte y necesita el mundo. Más corazón y menos cinismo. Más madres y más tetas.