El avión fantasma
En la madrugada del 28 de Enero de 1.943 caía en García Aldave un Bombardero Halifax de la RAF con 7 tripulantes que partía horas antes de Gibraltar rumbo a Egipto para combatir contra tropas Nazis al mando del General Rommel.
Cuentan las crónicas que aquel día un fuerte temporal de levante tenía cortada las comunicaciones marítimas entre nuestra Ciudad y Algeciras. A los pocos minutos de despegar del aeródromo gibraltareño el joven piloto neozelandés Utrich Watson Wallace y el resto de la tripulación detectan un fallo en uno de los cuatro motores del bombardero, por lo que deciden virar en redondo y regresar al peñón.
Pero los fuertes vientos de levante, unido a la pérdida de potencia del aeroplano provocan que la nave derive hacia costas caballas, apareciendo frente al monte Hacho a baja altura con rumbo ESTE-OESTE. Desde la guarnición militar de la fortaleza se percatan de que una aeronave que vuela sin luces (Aunque España en la 2ª Guerra Mundial oficialmente es neutral, los aliados consideran enemigo el territorio español) lleva uno de sus motores envueltos en llamas. Es un gran bombardero inglés. Inmediatamente los militares españoles tratan de ayudar a los aviadores extranjeros encendiendo grandes reflectores de luz y tratando de indicar con los mismos la ruta hacia el cercano aeródromo de Tetuán. La tripulación inglesa percibe la acción de auxilio que intentan los españoles y enciende las luces exteriores de navegación y viran dirección suroeste. Consiguen a duras penas ganar altura y sobrevuelan Villajovita remontando pesadamente el vuelo y pasando muy cerca del cuartel del Serrallo. Luis Oliva ha recabado testimonios en primera persona de testigos directos de aquella noche, los cuales tienen fresca en la memoria la imagen y el sonido atronador de aquel monstruo envuelto en fuego con luces azules y verdes en sus costados. Al pasar entre los Fuertes Piniers y Mendizabal el aparato se precipita en el terreno por entonces llamado Huerta de los Catalanes, hasta detenerse totalmente destrozado y en llamas junto a la casa ya inexistente del Teniente de regulares Juan Zarantón Pérez, que se encontraba en el interior de la misma junto a su mujer Isabel cerca del Arroyo de las Bombas. La carlinga del Halifax fue a detenerse prácticamente en el umbral de la puerta del matrimonio, que salvaron la vida milagrosamente.
Inmediatamente se movilizaron los bomberos desde su base en El Morro, así como una guarnición de Regulares que, junto a la Guardia Civil acordonaron la zona del accidente que ardía en llamas. Poco se pudo hacer por los aviadores ingleses, ya que perdieron la vida en el acto. El hospital militar se hizo cargo de los restos y de las autopsias. A los pocos días el cortejo fúnebre partía desde la barriada de O`Donell acompañado de las autoridades militares y civiles de la época y de miembros del consulado Británico. Se les dió sepultura con honores en el Cementerio de Santa Catalina.
7 nichos en la Calle Santa Gema del cementerio de nuestra ciudad nos recuerdan la tragedia acontecida en aquel frio y lejano mes de enero de 1.943. 7 tumbas donde reposan 7 heróicos aviadores que encontraron en nuestra tierra su última morada.
Luis Oliva Maldonado, movido por la curiosidad y por no dejar caer en el olvido la tragedia, recoge en un excelente libro la historia de éstos 7 valientes que perdieron la vida tan lejos de sus hogares cumpliendo con su deber. Gracias a su enorme esfuerzo de documentación sabemos qué es lo que ocurrió aquella noche.
Pero a éste desgraciado suceso le acompaña un gran misterio. Muchos son los caballas que cuentan que por las noches suelen oir un ruido ronco y grave que se va desvaneciendo en intensidad. Incluso en la hemeroteca de El Pueblo de Ceuta existe una noticia acerca del misterioso avión fantasma. En algunas investigaciones que nosotros mismos hemos llevado a cabo, nuestras grabadoras han registrado ese sonido, podemos decir que lo tenemos hasta en cinco audios, y casualmente todos registrados en Santa Catalina, el lugar por donde apareció el infortunado Hálifax DT-586 con sus motores en llamas luchando infructuosamente por remontar el vuelo. Trabajando en el laboratorio y comparando el sonido original del Halifax con nuestros audios se podría decir que el sonido es muy similar.
De lo que pasó aquella fatídica noche nos ha documentado Luis Oliva con todo detalle, pero al parecer todavía resuenan ecos de aquella lejana noche de 1.943, cuando un enorme avión en llamas apareció a escasos metros de donde descansan para siempre sus jóvenes tripulantes luchando por remontar el vuelo...y al parecer lo siguen intentando. Descansen en paz.