Paco Sánchez: “Un pueblo culto, es un pueblo libre"

Pocos aficionados a la historia desconocen el nombre de Paco Sánchez Montoya. Escritor e investigador incansable, sus obras se centran con frecuencia en los años de la Segunda República y la guerra civil española en Ceuta. Su minuciosa labor de documentación ha sido reconocida con galardones como la Medalla de la Ciudad o el Premio de las Artes y la Cultura de Ceuta y, mientras maquetábamos esta entrevista, el merecido premio María Miaja 2021, pero él resalta que lo mejor de todo es que se divierte desentrañando datos, fechas y momentos de la historia de su ciudad.

¿Cómo empezó su pasión por la investigación histórica?

Mi interés vino primero por mi afición a  la fotografía. En el año 79 formé parte de la Agrupación Fotográfica de Ceuta, de la que llegué a ser presidente al cabo de los años. Empecé haciendo fotografías y mandándolas a muchos concursos, pero también me interesaba adquirir fotografías antiguas de Ceuta. Cada vez que iba a Madrid o veía alguna en algún lado, la compraba. Con el tiempo, tuve una cantidad de imágenes grandísima. Eran, sobre todo, imágenes relacionadas con las visitas reales a Ceuta. En 1992 me metí en la labor de escribir un libro con ellas, el “Real Álbum de Ceuta”. Eran las visitas reales que habíamos tenido a nuestra ciudad a través de las imágenes. Tenía un pequeño texto al principio de cuatro o cinco páginas y el resto eran fotografías. Pude entregárselo al rey emérito, cuando vino en 2007, durante una recepción en el Hotel La Muralla. Eso fue el inicio de mi enganche a la historia de Ceuta como escritor. Después dejé un poco al margen la fotografía y empecé a escribir mucha historia.

 

No solo la historia, también es un apasionado del carnaval y lo ha documentado

Para contribuir a esta afición, como cantar no canto mucho, escribí sobre el carnaval. Empecé a investigar y publiqué un librito sobre la historia del carnaval en nuestra ciudad, desde 1883 hasta 1936, cuando fue prohibido. Haciendo esa labor me di cuenta de que muchísima gente me cantaba canciones antiguas, como “Meses pasados en el Revellín”, “La gran langostá” o cuando vino Alfonso XIII en el año 27. Tenía todas esas canciones grabadas en casette y pensé que era una pena que se perdiera. Me lié la manta a la cabeza, hablé con gente del carnaval que ese año no salían y les propuse grabar esas canciones antiguas que se cantaban en Ceuta en los carnavales de los años 20 y 30. Compramos un laúd que tocaban las murgas y recuperamos unas 20 canciones que ahora están disponibles en Youtube.

 

La época en la que centra la mayor parte de sus investigaciones es la Segunda República, la guerra civil y la represión, de los que había poca información en Ceuta.

Aquí en Ceuta no se había escrito prácticamente nada de ese momento. Se había escrito desde el bando vencedor, contando sus historias del paso del Convoy de la Victoria, etc., pero no se había contado lo que había pasado aquí durante la Segunda República y durante la guerra civil. Investigué durante 10 años y en 2004 publiqué un libro que se llamaba “Ceuta y el norte de África, República, guerra y represión”. Era importante recabar toda la información, porque hay un gran desconocimiento de lo que fue el inicio de la guerra civil en Ceuta, Melilla y de los que fue el protectorado en Marruecos. Incluso los historiadores de la Península dicen 18 de julio, cuando fue el 17 de julio el día que los militares se sublevaron en Melilla. Hay un gran vacío. Cuando haces un libro te puedes apoyar en otros libros pero en mi caso tuve que recurrir a fuentes primarias.  Aquí tenemos el Archivo Intermedio Militar, que está en el interior del cuartel de Regulares y conserva parte de la historia de nuestra ciudad. Allí están los consejos de guerra. Me tiré horas y horas consultando y la documentación te pone en situación de lo que estaba pasando en nuestra ciudad. Esto son fuentes primarias porque no hay nada escrito de historiadores peninsulares tampoco. Entre Ceuta, Melilla y el protectorado, hubo 734 fusilados. Esos documentos los he podido conseguir aquí y yendo a Tetuán a consultar los libros de defunciones, a Larache, Chauen, Arcila. Es un gran puzle que hay que reconstruir. Los puzles con los que estoy ahora son sobre la represión de la mujer tras el golpe militar de 1936 y sobre la historia de los cubanos en nuestra ciudad.

 

Además de las horas dedicadas a la investigación y a la escritura, también participa en charlas y conferencias, pero la historia no es su actividad profesional. ¿Cómo lo compagina?

Es verdad que en medio de todas estas publicaciones hay muchas conferencias e idas y venidas. Por ejemplo, el 22 de noviembre la Universidad de Huelva me ha invitado a unas jornadas sobre historia para dar una charla sobre lo que pasó aquí en el inicio de la guerra civil. Para mí es una alegría, sobre todo porque yo me divierto haciendo la historia de Ceuta. Tantas horas dedicadas a la investigación, encontrando y buscando, a mí me dan diversión. Son horas de mi tiempo libre, porque llevo un par de años jubilado y ahora tengo mucho más tiempo, pero antes, cuando tenía mi empresa, le quitaba horas al descanso. Me daban el amanecer e iba a trabajar sin dormir porque había encontrado algo que me tenía enganchado buscando. Como estás tocando la historia de tu ciudad y el documento te está contando sobre los fusilamientos del Monte Hacho, que si al hombre lo detienen en la calle García… pues yo ya me imagino la calle exacta y la policía allí. Lo vivo y me lo paso muy bien.

Dicen que la historia la escriben los vencedores, pero usted está dando voz a las figuras que quedaban en la sombra.

Es que cuando empecé el trabajo de la Segunda República,  no había nada. Yo preguntaba pero había gente que me decía que aquí habían matado a mil y pico personas y otros me decían que habían sido tres o cuatro. Yo ya he puesto la cifra. Ni son mil y pico ni son 3. Fueron 268 ceutíes que fusilados en la Puerta de Málaga de la Fortaleza del Monte Hacho o en el acuartelamiento de García Aldave y, en una ocasión, en la prisión del Sarchal, a la dirigente socialista Antonia Céspedes Gallego. Todo eso estaba oculto y por eso creo que el éxito del libro fue el agradecimiento de muchísima gente. Este trabajo me ha traído muchísimas satisfacciones porque, a pesar de que lo publiqué en 2004, cada semana sigo recibiendo correos electrónicos de algún nieto preguntando por su abuelo que pudo haber sido fusilado en Ceuta. Para mí es una satisfacción poder contestarle a las pocas horas diciéndole quién era su abuelo, si está en la fosa común, darle la foto... Esto no está pagado con nada, porque hay muchísima gente que ha estado muchos años ocultando o pensando qué habría hecho su padre para que lo mataran. Lo único que habían hecho era querer un país en democracia y en libertad.

 

A pesar de conocer el pasado, muchas veces repetimos los mismos errores. ¿Cómo debemos acercarnos a la historia para evitarlo?

Es importante leerse bien los libros de historia para no repetir hechos que puedan traer muchas desgracias y mucho dolor. Es importante leer y pensar. Es vital para la humanidad. Hay que leer mucho, porque leyendo se es más libre y se tiene una opinión. Si te has instruido, cuando escuchas a alguien sabes poner en la balanza si lo que te están diciendo es verdad o puede ser un engaño. La lectura es una forma de conseguir más conocimiento y mucha más libertad. Un pueblo culto es un pueblo libre.