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Gene Deitch: El éxito de una idea
Deitch fue galardonado con un premio Annie en 2004 por su aporte al campo de la animación. Gene Deitch es un nombre que a muchos de nuestros lectores les resultará completamente ajeno. No obstante, si se mencionan Popeye (1960-1963) o Tom y Jerry (1961-1962), sus dos contribuciones más famosas a la cultura popular, todo cambia.
La carrera profesional de este oriundo de Chicago–como la de todo talentoso genio– no sólo se cimentó sobre sus dotes como ilustrador y animador, sino que fue conocido por romper con las viejas ortodoxias y metodologías dentro de la industria en un momento en el que se hacía necesaria la presencia de ideas innovadoras. Este hecho le granjeó en más de una ocasión serias enemistades con amplios sectores de su propio público en tanto que, después de haberle sido encomendada la dirección de una nueva antología de Tom y Jerry por nada más y nada menos que el estudio Hannah-Barbera, optó por marcar distancias con la trayectoria que había llevado la serie hasta aquel momento. Deitch atesoraba ya entonces una interminable lista de exitosas participaciones en revistas de ilustración y cortometrajes de animación –algunos de los cuales fueron incluso ganadores de Óscar como es el caso de Munro (1960)–, por lo que podía permitírsele un voto de confianza. El resultado de su apuesta fue un verdadero renacer de la comedia al más puro estilo chaplinesco, donde el slapstick –«golpe y porrazo» o «violencia cómica»– se convertían en el sello de identidad de las aventuras del gato y el ratón más famosos de la televisión. Huelga decir que, aun siendo el principal artífice de un éxito sin precedentes, miles de detractores hicieron campaña contra lo que calificaron de «una rudeza desmedida» en una obra dirigida a un público infantil. Deitch no obstante entendió aquello como una respuesta lógica frente a los vientos de cambio que comenzaban a abrirse paso en el sector:
Sin embargo alguien como él, que había luchado durante toda su vida para llegar a ser un artista con dedicación plena por su trabajo no estaba dispuesto a ceder a semejantes presiones. Con Popeye prosiguió con su ascenso para, tiempo más tarde, pasar dirigir una humilde empresa dedicada a la adaptación a cortos de cuentos populares, labor que desempeñó hasta su jubilación en el año 2008. Gran parte de los recuerdos de niñez de quienes hoy son adultos se deben así a la obra de Gene Deitch, quien con su pasión logró sonsacar las más sonoras carcajadas durante décadas.