Daniel Rodríguez: “Ante la barbarie terrorista, es necesario aumentar los lazos de colaboración y cooperación entre las Policías Locales y el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”

Daniel Rodríguez es un ceutí que, habiendo estado destinado en la Policía Local de nuestra Ciudad Autónoma, actualmente desarrolla su labor como responsable del Grupo Operativo de Apoyo y Prevención (G.O.A.P.) de la Policía Local de Los Barrios (Cádiz).

Su dilatada experiencia y amplia formación, a nivel Máster, en Fenomenología Terrorista, Protección Civil y Gestión de Emergencias, Seguridad Pública y Privada e Intervención y Coordinación Operativa en Emergencias y Catástrofes, lo han convertido en un referente que aplica sus conocimientos tanto en su día a día profesional, como en la formación de otros policías.

En las últimas semanas hemos podido comprobar que, a pesar de la pandemia, el terrorismo no descansa y hay que seguir alerta. Daniel nos responderá nuestras preguntas, hechas desde el ámbito operativo, para que nos aporte su experiencia y conocimientos a la hora ordar
determinadas actuaciones policiales.

 

Como introducción, ¿los servicios policiales deberían tener cierta formación en lo que a terrorismo se refiere?
En primer lugar, se hace necesario comprender que la sociedad ha evolucionado, y la delincuencia también. Por lo que no solo se tiene la necesidad, sino también la obligación de dar una respuesta acorde a esas nuevas demandas sociales y variaciones delincuenciales. El conocimiento te dota de herramientas, y cuantas más tengas, de más recursos dispones. En ese sentido, no solo hay que tener una respuesta reactiva ante determinadas circunstancias, sino que también hay que hacer un trabajo amplio en el ámbito de la prevención.


El terrorismo, y más concretamente el terrorismo de corte yihadista, es uno de los principales problemas de seguridad a los que se enfrenta la sociedad actual. Es por ello, que policialmente hablando, la formación, es el primer paso para luchar contra ese problema. Es decir, saber un conjunto de contextos que ayuden a reconocer la amenaza.


Entre los objetivos estarían principalmente, el de proporcionar los medios y conocimientos que favorezcan la comprensión, la prevención y la respuesta adecuada ante hechos terroristas, para que todo ello desemboque paralelamente en una evitación del problema o si este llegara a producirse, minimizar sus consecuencias; plasmándose por consiguiente la necesidad de una formación específica en la materia tratada y de la adquisición de unos conocimientos básicos que permitan dar una solución más eficaz y con mayores garantías. Del mismo modo, se necesita dotar de una serie de recursos que ayuden en el desarrollo de la intervención policial si esta llegara a producirse.


Recursos por cierto, que no tienen por qué encasillarse en un solo apartado, el de terrorismo. Ya que los puedes adaptar o modificar para que te ayuden al control de otro tipo de incidentes o situaciones policiales.


Formación que no debe de ser solo teórica, sino que esta debe complementarse, con la práctica; ya que el uso de técnicas y tácticas policiales por ejemplo, pueden ser empleadas según convenga y marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso.

 


¿Es España un objetivo para el terrorismo yihadista?
España ha sido golpeada por el terrorismo yihadista, y es una realidad que pueda verse nuevamente castigada por la misma barbarie. Es un país emblemático para el Islam, y una verdadera obsesión para el Islamista radical, ya que ellos piensan que la decadencia del Islam vino con la pérdida del Al-Andalus, de ahí el valor de su recuperación. Miran al pasado, para vivir el presente. Beben continuamente de esa fuente.


Nuestro país además, se encuentra situado en plena puerta de Europa, y en pleno paso del Estrecho; circunstancias nada desdeñables, independientemente de determinadas características a tener en cuenta, como la economía o el turismo por ejemplo.


¿Cuál es el papel de las Policías Locales?
Actualmente no encontramos en el nivel 4 de alerta antiterrorista, con medidas reforzadas y entre esas medidas tal y como se refleja en el Plan de Prevención y Protección antiterrorista, debe existir una mayor implicación de las Policías Locales como policías de proximidad, y donde gracias a esa proximidad ciudadana, pueden tener acceso a una información privilegiada, que ayude por ejemplo, a detectar procesos de radicalización. Se hace necesario por consiguiente, aumentar los lazos de colaboración y cooperación de dicho cuerpo, con el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Con esto también le añado, que ese necesario y obligado papel no es solo para los Cuerpos de la Policía Local, sino para cualquier profesional de la seguridad o servicios de emergencias, destacando por ejemplo el gran aporte de los miembros de la seguridad privada. Incluso la colaboración ciudadana, se antoja imprescindible y fundamental. Por lo tanto, el protagonismo para combatir el terrorismo, o cualquier riesgo para la seguridad de las personas o sus bienes, es social; y ese aliento es el que deben sentir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Estamos con ellos, y podemos y debemos sumar en la lucha incesante contra la barbarie.


Hablando de radicalización, ¿cuáles suelen ser esos procesos?
En primer lugar, aprovecho la pregunta para dar a conocer a la ciudadanía en general, por si alguna persona no lo sabe y con la lectura de la presente entrevista adquiere esa información, dos buenos medios de la información y de la comunicación:


- La página del Ministerio del Interior: STOP RADICALISMOS ( https://stop-radicalismos.ses.mir.es/ ).
- La aplicación de seguridad ciudadana para dispositivos móviles: ALERTCOPS.


Ese proceso de radicalización del que hablamos, pasa a nivel genérico por varias fases: hace acto de presencia el desencanto, comienza un cierto extremismo sintiéndose atraídos a la causa fundamentalmente a través de las redes sociales e internet y una transformación psicológica. Cuando aparece el extremismo y ese extremismo se convierte en violento, se está a un paso de pasar a la acción ejecutando actos terroristas.


Pueden ser captados y tener contacto con un reclutador, o convertirse en un “lobo solitario”.


Como he reseñado, ese proceso es a nivel genérico, por lo que no hay que olvidar, que la radicalización también puede ser exprés, y por consiguiente, pueden darse las circunstancias en las que se supriman algunas fases.


Existen ciertas señales que podrían alertar a cualquiera de la existencia de una radicalización, sobre todo en los cambios repentinos de conducta y variación de rutinas sociales y/o familiares; y es ahí donde es necesario poner la lupa.


Dos de los focos en los que habría que establecer pautas que ayuden a controlar ese proceso de radicalización del que estamos hablando, se encuentran en los Centros Penitenciarios y en los Centros de Menores.


Háblenos ahora de esa figura, la de “lobo solitario”
Una de las principales amenazas que afrontan Europa y Estados Unidos por parte del radicalismo yihadista, proviene de las células independientes y de los terroristas por imitación (Lobos Solitarios). La figura de lobo solitario, se refiere a individuos que tras experimentar un proceso de radicalización deciden cometer un atentado por su cuenta. No forman parte de la organización, pero se sienten atraídos y representados por ella.


Sus actuaciones, al no mantener vínculos externos son más difíciles de detectar y por ello tienen más probabilidades de llegar a las últimas etapas del complot. Sin embargo, su escasa profesionalidad, los trastornos psicológicos que padecen algunos de ellos, y las limitaciones que entraña actuar por cuenta propia, hacen mella en su eficacia.


Se hace necesario distinguir entre dicha figura con la de terrorista individual, el cual sí que pertenece a un grupo terrorista.


El Daesh ha explotado mejor que nadie esa figura, se ha desprendido de la idea de élite para ofrecer una práctica del “terrorismo para todo el mundo”. Ya no se necesita una estructura, ni contactos específicos, ni conocimientos especiales sobre armas o explosivos. No les importa cómo o cuándo vayan a atacar. Ni quién o cuántas personas puedan caer. Lo que les importa es el mensaje: ISIS ha vuelto a golpear en Occidente.


Demostrando que donde verdaderamente han logrado profesionalizarse ha sido en el ejercicio de su auténtico trabajo: el terrorismo y su difusión.


Dan vía libre a los “lobos Solitarios” para que escojan sus propios blancos. De ese modo, el Daesh se ahorra adiestrar a una célula, introducirla en Estados Unidos, Europa o cualquier otra Región del mundo, mantener su interés en los objetivos marcados, la preparación del atentado, etc. Todo ello lo harán por la organización personas a las que no conocen de nada, pero que comulgan con sus ideas.


Hay que tener en cuenta, que un atentado suele dividirse en tres fases claramente diferenciadas: la planificación, la ejecución y la huida. El terrorismo yihadista, simplifica dichas fases, mediante el empleo de “lobos solitarios” o “Terroristas suicidas”, que no planifican la huida por ejemplo. Al menor número de fases, menor es la posibilidad de detectarlos.


¿Considera suficientes las medidas tomadas por las diferentes ciudades como la colocación de bolardos en zonas peatonales o cree que sería oportuno aplicar alguna otra?
En primer lugar decirle, que contra el terrorismo, ninguna medida es suficiente. Ya que la seguridad absoluta no existe, ni nada que pueda garantizarla.


En ese sentido, queda claro que es imposible eliminar el riesgo al completo, siempre queda ese riesgo residual, que obviamente, debe de ser asumido. Y para prevenir el riesgo referenciado previamente, hay que tener en cuenta los tres principios de la protección: anticipación, reconocimiento e identificación y resolución del problema.


El uso de obstáculos que impidan/dificulten el tránsito de vehículos por zonas de concurrencia pública, es desde luego una medida preventiva y positiva, pero la misma puede ser complementada con otras.


Como por ejemplo: la instalación de cámaras de video-vigilancia en lugares estratégicos, colocación de teléfonos de emergencias en zonas de gran afluencia de público por si fallan las comunicaciones por telefonía móvil, tal y como existen en autovías y autopistas, Instalación de arcos de seguridad en edificios públicos, llevar a cabo programas de educación cívica dirigidos a niños/as y adolescentes (Crear programas pedagógicos en los que participen imanes conocidos con presencia de agentes de proximidad para que los niños/as musulmanes se sientan plenamente integrados en la que es también su sociedad), transmitir mediante ponencias o reparto de folletos en colegios e institutos, AMPAS, Asociaciones de Vecinos, colectivos de diversa índole, personal laboral o funcionario de los edificios de la administración…cómo comportarse ante un atentado, aumento de la presencia policial en las calles y la colocación de esta en zonas estratégicas que ayuden a dar una mejor respuesta, etc.


A la hora de gestionar un evento con asistencia masiva de personas en las calles (conciertos, fiestas, etc.). ¿Cuáles son los principales objetivos de la actuación policial desde el punto de vista preventivo?
En eventos públicos en general, se hace necesario establecer dispositivos de seguridad acorde a las peculiaridades y demás características del espectáculo que se vaya a desarrollar, así como recoger información (fecha, hora y lugar)


Hay que tener en cuenta, que el éxito de un dispositivo, radica principalmente en una acertada planificación.


Dividir la operatividad del evento celebrado en tres fases estructuradas: ANTES (encontrarse en el lugar de la celebración con la antelación suficiente, distribuir los efectivos, realizar patrullas a pie, prestar especial atención a las zonas conflictivas estando pendientes de cualquier vicisitud y solventar las anomalías detectadas. Del mismo modo, realizar cortes de tráfico, acordonamientos de la zona y despliegue policial). DURANTE (establecer rondas periódicas, con identificaciones y registros corporales superficiales y externos a las personas seleccionadas y sus enseres en caso necesario, solventar con rapidez las incidencias que se produzcan y proteger los puntos sensibles). DESPUÉS (desplegar a la fuerza actuante hasta el completo desalojo del lugar; es decir, hasta que se encuentre expedita y reúna condiciones de seguridad, para desarrollar una vuelta a la normalidad oportuna).


Queda claro por consiguiente, que la prevención debe ser proactiva. Es decir, no hay que trabajar solo cuando pasa algo, sino hacerlo también para que ese algo no pase…y si ocurre, minimizar considerablemente sus consecuencias.


Es importantísimo que se trabaje con protocolos de actuación previamente establecidos y entrenados. De tal forma, que se llegue al lugar de los hechos y se actúe como se ha pensado. Y no llegar, y ponerse a pensar en cómo actuar. Se ahorra tiempo, y el tiempo en una emergencia por ejemplo, salva vidas. Hay que evitar lo máximo posible la improvisación en las tareas policiales a desarrollar.


Ante la perpetración de un atentado, ¿qué se hace primordial policialmente hablando?
En primerísimo lugar, se debe marcar como objetivo prioritario, la neutralización de la amenaza o en su defecto, la contención, confinamiento o aislamiento de la misma. Es decir, todo queda enfocado, a reducir los tiempos de respuesta y a evitar que la situación de crisis se extienda.


Hay que tener en cuenta, que las primeras unidades intervinientes no van a ser las unidades especializadas, sino las ordinarias; por lo que engarzo con su primera pregunta, y destaco nuevamente la importancia de una formación óptima que ayude a dar una respuesta acorde al tipo de incidencia.


Una comprensión del comportamiento de la masa para efectuar desalojos y/o evacuaciones, un uso correcto de los medios al alcance, una correcta impermeabilización de la zona de intervención, una preparación mental para afrontar ese tipo de situaciones, etc…un conjunto de conocimientos que ayudarán enormemente a la resolución, no solo de un atentado terrorista, sino también de cualquier tipo de actuación.


Nos vamos ahora, a esos protocolos que en la anterior pregunta reseñé. El entrenamiento previo o realización de simulacros por ejemplo, se antoja necesario para que exista una adecuada respuesta, organización, coordinación y sobre todo, una reducción del tiempo de intervención, que desembocará indudablemente, en un mayor número de vidas salvadas.


No se puede controlar algo, si tú no estás previamente controlado. La Policía debe poner orden en el desorden, hacer lo común en situaciones fuera de lo común…en definitiva, gestionar el caos.


Ha hecho referencia al comportamiento de la masa, ¿cómo se comporta esa masa en un incidente de las características que nos ocupa?
A la hora de abordar una emergencia donde exista un gran número de personas implicadas y que estas se mueven de igual forma, hay que comprender como punto de partida, que esas personas, al estar unidas a todo un colectivo, pierden cualidades individuales.


El problema práctico de la psicología de masas, radica en la activación de la mayoría pasiva. Desaparece en el individuo, su capacidad de raciocinio.


Hace acto de presencia la histeria, y ello implica que se tenga que tener especial cuidado con el contagio de la conducta. Es por tanto necesario controlar esos brotes de histeria y aprovecharse paralelamente de aquellas personas que muestren tranquilidad.


Los servicios policiales deben desarrollar conductas que se adapten a los distintos acontecimientos; ya que nos vamos a encontrar con un conjunto desorganizado, cuyas personas que forman esa colectividad, les unen emociones e impulsos similares. Es totalmente diferente, trabajar con un individuo aislado que hacerlo con ese mismo individuo en un colectivo. Muchos de ellos se vuelven salvajes, primitivos. Porque su capacidad de represión de ciertos instintos, desaparece y pierde la virtud de responsabilidad, dando rienda suelta a sus impulsos e instintos.


Por regla general, tendemos a proteger nuestro “Espacio Vital”, y en ocasiones, cuando este corre peligro (ejemplo: avalanchas ocurridas en el “Madrid Arena”), lo protegemos con violencia.


Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, tienen que aumentar la capacidad de comunicarse adecuadamente con las demás personas de su entorno, ya que es un aspecto fundamental. Se complementa con las competencias que les permita influir positivamente sobre los demás, resolver conflictos y trabajar en equipo.


En estas masas, las reacciones de la gente en un atentado terrorista, pasan por varios periodos y fases. En su primer periodo la mayoría de la población queda como atontada, estupefacta, presos de una gran ansiedad. Pocos conservan la sangre fría. Posteriormente, la gente trata de comprender qué es lo que ha ocurrido, liberándose de las tensiones contenidas, y es ahí cuando aparecen los lloros histéricos y las crisis nerviosas. Por último, se entra en una fase de interacción, en la que se busca ayuda mutua; y es donde aparece el consuelo o los abrazos.


Por todo ello, el comportamiento del policía a la hora de intervenir, es la base del éxito para conseguir un manejo de la masa óptimo. Todo ese conocimiento y experiencia, ayudará enormemente a los actuantes a controlar los movimientos de esa masa de la que hablamos, para prohibirles el acceso a un determinado lugar o encauzarles hacia donde queramos que se dirijan. Es decir, permitirá con mayor eficacia entre otras cosas, canalizar o encaminar a personas y/o vehículos por un determinado itinerario; con el objetivo de orientar su movimiento en direcciones elegidas previamente, con la finalidad de trasladar/evitar una zona o lugar determinado.


¿Cómo vivió los atentados perpetrados en España?
No quisiera responder esta pregunta, ni puedo hacerlo, sin antes nombrar a la banda terrorista ETA, que tantos atentados cometió y tantas víctimas produjo…y que también viví muchos de ellos. Afortunadamente, la derrotamos y ya forma parte del pasado, aunque el recuerdo de lo que hicieron sigue estando muy presente.


En cuanto a atentados de corte yihadista se refiere, para mí los cometidos en Madrid el 11 de marzo de 2004 y en Cataluña el 17 de agosto de 2017, fueron dos auténticos mazazos. El de Madrid, fue responsabilidad de Al-Qaeda, y empleó para su consumación explosivos que detonaron en cadena en cuatro trenes de cercanías, provocando 191 fallecidos y más de 1.600 heridos. El de Cataluña, asumió su responsabilidad el grupo terrorista Daesh, realizando un atropello masivo entre otras acciones. 16 personas perdieron la vida y hubo más de 100 heridos. Ambos, los seguí escrupulosamente por televisión durante los primeros días. Miraba las imágenes con tal concentración, que no atendía a estímulos externos, y me invadía unas ganas enormes de teletransportarme para poder ayudar. Después, he diseminado cientos de artículos y vídeos al respecto, y a día de hoy lo sigo haciendo.


Tanto los atentados perpetrados por ETA, como los cometidos por organizaciones yihadistas, nos han enseñado sin lugar a dudas. Pero todavía queda un largo camino que recorrer, y hay que seguir avanzando en ese conocimiento del que hago constante hincapié en la presente entrevista. Necesitamos progresar y evolucionar en la lucha contra el terrorismo global, de forma que se adquieran unas respuestas básicas que ayuden a prevenir los ataques terroristas o de producirse, minimizarlos y que estos no sean tan devastadores. Se ha podido comprobar que han existido fallas durante la evolución de dichos atentados: sociales, políticos, policiales, educacionales, preventivos, de detección, etc…lo que nos obliga a estar a la altura de las circunstancias, y aprender de esos errores.


Los perfiles de los atentados yihadistas en Europa, han variado en los últimos cometidos, y variarán en el futuro. Se tienen que adaptar, nos tienen que sorprender. Por todo ello, se hace necesario, estar preparados; porque sin duda alguna el terrorismo también muta y se adapta a las capacidades de los servicios policiales y de inteligencia.


Puedo retroceder también un poco más en el tiempo, y trasladarme a los atentados cometidos en Estados Unidos el 11 de Septiembre del 2001. En aquél momento, y en los días posteriores me tocó de servicio en Ceuta y durante mi jornada laboral, viví episodios de apoyo y enaltecimiento a dicho atentado y a su líder. Fueron días de mucha conmoción, en los que trabajamos inmersos en un sentimiento de consternación muy profundo. Fue un golpe durísimo de digerir. En ese contexto, nos encontramos con unos pocos (afortunadamente) indeseables, los cuáles festejaban dicha masacre en plena calle, realizaban pintadas a favor de Osama Bin Laden, quemaban iglesias y sinagogas (Templo de culto de la comunidad Judía) o impactaban huevos en sus fachadas…por todo ello, se tuvo que disolver concentraciones improvisadas donde mostraban con gritos, bailes y cantos su alegría por la comisión del devastador suceso; así como vigilar de forma directa, estática y permanente, todos los centros de culto del resto de religiones que cohabitan en la ciudad de Ceuta.

He trabajado en barrios como El príncipe de Ceuta, del cual he de decir que existe gente muy buena y hospitalaria. Pero también es una realidad, que es uno de los principales focos de captación de yihadistas que tenemos en España. Un barrio, que colinda con la frontera con Marruecos, el cual es un caos urbanísticamente hablando (callejones estrechos que parecen laberintos, construcciones ilegales…). Sus habitantes son, en su mayoría, musulmanes de origen marroquí. Es imposible tener un censo real de personas que habitan dicho barrio, porque la cantidad de indocumentadas que se esconden en el mismo es desorbitada. El fracaso escolar, el desempleo y la consumación de delitos (sobre todo el tráfico de hachís y la posesión de armas de fuego), inundan sus calles, convirtiéndose en tierra fértil para la captación de jóvenes que no ven otra salida y se sienten atraídos por esos cantos de sirena. Todo ello, por desgracia, sobre todo para los buenos vecinos que también allí habitan, que no son pocos.

 

¿Cómo piensa que puede afectar la actual pandemia?:

Respecto a la crisis sanitaria en la que estamos inmersos, el principal problema que veo en relación al terrorismo yihadista, es el cumplimiento del deber de confinamiento por la aplicación de las diferentes restricciones que ayudan a mitigar el riesgo de propagación del virus, lo que desencadena paralelamente en un crecimiento del consumo de propaganda yihadista mayor del habitual, ya que se pasa más tiempo buscando información al respecto, lo que puede conllevar a que se precipite la decisión de dar el salto a ejecutar actos terroristas.