Carlos Larios, cuando la buena fotografía se hace al sur del sur
Firma y fotos: Ester Pérez Quiroga
Diseñador gráfico de profesión, fotógrafo de afición, educador por vocación. Muchos conocen a Carlos Larios por su blog fotolarios.es, reconocido en 2019 como mejor medio de difusión por Confederación Española de Fotografía (CEF). Su primera experiencia con una cámara fue “un desastre” pero los premios y su labor con la Asociación Fotográfica Miradas demuestran que la fotografía ocupa cada vez más espacio en su vida.
Has comentado alguna vez que aprendiste fotografía dos veces. ¿Eso qué quiere decir?
A mí no me pasa eso de que desde pequeño me gustaba la fotografía. De hecho, la primera vez que cogí una cámara para una excursión mi padre me echó una bronca porque había malgastado un montón de carretes. La primera vez que aprendí de verdad fue en el bachillerato, con la asignatura de fotografía química, y que me encantó. Me gustaba más incluso el laboratorio que hacer fotos. Luego fui a estudiar Bellas Artes a Sevilla pero allí aprendí poquísimo porque sólo hacíamos fotomontajes en el ordenador y prácticamente dejé la fotografía. Así hasta que nació mi primer hijo y compré una compacta. Empecé a hacerle fotos y volvió a pillarme el gusanillo de la fotografía. Gané una réflex en un concurso y empecé a buscar información en Ceuta para hacer cursos y aprender más. Así conocí a los que formarían Miradas, que entonces todavía no era una asociación. Hicimos la exposición 17 Miradas de la que surgió la asociación y más, más, más, hasta ahora.
Fotolarios es un blog sobre fotografía con mucho contenido didáctico.
Siempre me ha gustado la enseñanza. Supongo que como mi padre era maestro, me transmitió el gusto por compartir lo que sé. Además, como más he aprendido sobre fotografía ha sido con el curso online “Un año de fotografía”, de José Benito. Él es muy generoso con sus conocimientos y yo pensé que tenía que hacer algo así. La fotografía me da tanto que sentía que tenía que devolver algo. Creé el curso de iniciación y lo anunciaba en el blog. Luego empecé a poner dispersiones mías, más cursos… sin mucha frecuencia, pero hace 3 años hice el reto 52 semanas y fui publicando en el blog. Mucha gente se apuntó, empezó a crecer el numero de visitas y pegó un subidón que no veas, hasta que el año pasado fue el mejor medio de difusión según la CEF. Ahora mismo está un poco parado porque estoy en otros proyectos pero en unas semanas volveré a retomarlo.
Está redactado de forma muy amena. ¿Es esa la clave de su éxito?
Yo escribo como hablo y la manera de enseñar es como yo querría que me hubiesen enseñado a mí. No me gusta utilizar muchos términos técnicos. No sirve para nada. Por ejemplo, en el curso de iniciación intento que haya la mínima cantidad posible de términos técnicos porque, para quien empieza, es otro idioma. Muchos de los que van sólo buscan manejar la cámara lo suficientemente bien como para empezar a hacer las fotos que quieren hacer. Si después quieren profundizar más, ellos mismos se interesarán por esos términos. En los inicios no necesitas saber cómo funciona la cámara. Necesitas saber cómo afecta la luz a tus fotos, como componer, como distribuir los elementos, por qué no cortar a alguien por el cuello. Intento que lo que cuento tenga una utilidad, tanto en el blog como en los cursos como en las charlas. Intento también que el público piense por sí mismo, que pongan en duda incluso lo que yo explico.
¿Qué supuso recibir el premio?
Recibir un premio siempre mola bastante. Es un reconocimiento público a lo que estás haciendo, pero la verdad es que los premios no significan mucho para mí. En un concurso envías una foto que un grupo de personas se reúne para analizar y puntuar. Ese grupo de personas tiene un gusto personal, unas vivencias, un contexto, una serie de cosas que influye en si les va a gustar tu foto más que otras. Decir que una fotografía es buena, mala o regular es muy subjetivo. Mi blog ha gustado y tiene cada vez más visitas pero el verdadero reconocimiento no es el premio, que mola, sino que cada vez más gente de otra parte del mundo me consulta, me anima o me agradece lo que aprende.
¿Qué valor tiene un like en las redes sociales?
En las redes sociales todo es muy relativo. Pones una foto de la que estás orgulloso y recibe 5 likes, publicas una fotografía cualquiera por que sí y recibe 200 likes. ¿Por qué esta sí y la otra no? Pues por gustos personales, por cómo se difunde el trabajo,
por cómo funcionan las redes sociales… igual que los jurados en los premios. Si tu pones una foto en Facebook de un atardecer de esos que va del naranja al azul, ya tienes los likes de tus padres y de tus amigos, y encima por ser un atardecer bonito ya sube un montón. ¿Y es una foto buena? Quizá sí, no sé, pero ¿te vale para algo esa cantidad de likes? En el blog tengo un artículo titulado “Fotografía lo que te dé la gana” y va de eso, de que un día estaba revisando mis fotografías para elegir una y subirla a las redes sociales. Iba descartando fotos que a mí me gustaban mucho pero pensaba que no iba a gustar en Instagram o que no se iban a entender, Entonces me paré y dije “qué estoy haciendo”. Estoy buscando una foto que le guste a los seguidores. Desde entonces solo subo las fotos que me gusten a mí. No miro los likes. Me encanta que se hayan quitado de Instagram porque parece que la calidad de la foto se mide por eso.
¿Qué tiene que tener una foto hacer que te pares a mirarla?
No sé, hay tantos fotógrafos que me gustan, tantas maneras de entender la fotografía… Cada día dedico parte de mi tiempo a contemplar a fotos de otros y todos los días me paro en las que me gustan y en las que no, para aprender de ellas. Entonces una de las cosas que me hace pararme a observar una imagen es ver qué puedo aprender de ella. Las que más me gustan son las que me sorprenden, ya sea por un uso creativo de la técnica, por un momento que sea único o sorprendente. La cámara o el objetivo con el que están hechas me da igual. Incluso hay fotos que me gustan y tienen mucho ruido, están desenfocadas o tienen a alguien cortado. La composición y la técnica son importantes y hay que conocerlas pero no son lo que hace grande una foto. Te ayudan a construirla, a saber lo que quieres hacer, pero las buenas fotografías salen de tu manera de mirar, de tu sensibilidad. Da igual la cámara o el sitio porque las grandes fotos no están en ningún sitio en particular, las lleva uno dentro.
¿Qué te hace sacar la cámara y hacer una foto?
Cualquier cosa es digna de una foto. Una de las cosas que más me gustan de la fotografía es la capacidad de traer la memoria, de hacerte recordar cosas. Si algún momento es mínimamente especial hay que fotografiarlo, porque cuando vuelvas a verla recordarás ese momento, todo lo que pasó antes y todo lo que pasó después. Me gusta más que el vídeo porque el vídeo es demasiado preciso, no deja hueco para la imaginación o lo que realmente forman los recuerdos especiales, que son las emociones. Es como comparar libros con películas. En un libro rellenas los huecos con tu imaginación, la película te lo da todo hecho. Lo que me hace disparar es querer recordar las cosas, porque sean momentos especiales, porque sean bonitas o me parezcan raras. Por ejemplo, tengo una serie de fotos de alcantarillas. Las fotografío porque de la alcantarilla está saliendo una ramita verde o una florecilla. Me llama la atención que incluso donde acaban todos los deshechos de la humanidad, crece algo bonito.
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Algunas fotos de Carlos Larios, para disfrutar: