Boris Vian: El autor que amaba la vida
El fallecimiento prematuro es presentado habitualmente dentro de la esfera cultural contemporánea como síntoma de una trayectoria existencial convulsa pero apasionada.
La frase «vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver», atribuida al reputado actor de James Dean es la que mejor plasma en palabras el oscuro horizonte en el que se han adentrado decenas de intelectuales, artistas e iconos populares a lo largo de la historia.
En esta categoría se halla no en vano uno de los escritores más polifacéticos que ha engendrado la modernidad: el novelista y músico francés Boris Vian.
Vian nace en el año 1920 en un caserón de Ville-d'Avray, pequeño pueblo situado al norte de Francia.
Aunque criado en el seno de una familia relativamente acomodada, los efectos del crack del 29 acometieron de manera fatal la economía doméstica.
No obstante, las carencias materiales que experimentó el autor durante la infancia fueron suplidas por un entorno repleto de arte, música y belleza que corrió a cargo de sus padres.
A la edad de 12 años, el estado de salud de Vian se complicó al sufrir fiebre reumática y tifoidea. Este hecho, a pesar de marcar de manera irreversible su esperanza de vida, no amedrentó lo más mínimo sus ansias por conocer y profundizar en el mundo que le rodeaba aun sabiendo que sus días estaban contados.
En la adolescencia se interesó por el clarinete y, como consecuencia de ello, a los 20 años se desempeñaba como miembro destacado de una banda de jazz. Parte de su tiempo también lo ocupaba su gran vocación por la escritura, que se traducía en un sinfín de relatos que poco más tarde verían la luz en la revista francesa Les Temps Modernes a petición del pensador Jean-Paul Sartre.
Por aquellos años frecuentará los círculos existencialistas galos y contraerá nupcias con la poetisa Michelle Léglise.
Sería padre apenas un año después y comenzaría a trabajar como ingeniero, pero no por ello descuidará su labor literaria.
Bajo la falsa identidad de Vernon Sullivan, un supuesto escritor estadounidense afro-descendiente publicará Escupiré sobre vuestra Tumba (1946), en la que se tratarían cuestiones vinculadas al amor y al racismo hegemónico de principios de siglo.
A este primer éxito le seguiría La Espuma de los Días (1947), donde volcaría tanto su amor por el jazz como sus inquietudes filosóficas.
Posteriormente serían editadas Las Hormigas (1949) y La Hierba Roja (1950), novelas que se ciñen a un singular tono surrealista que le harían ganarse la etiqueta de «inclasificable» de cara al público.
Seguiría manteniendo su incansable ritmo de trabajo como director artístico de la discográfica Philips por sus ingentes conocimientos sobre jazz, pero pronto su salud comenzó a debilitarse debido a la huella que dejaron en su corazón las fiebres de su niñez.
Así, Boris Vian acabaría falleciendo en 1959 a la edad de 39 años por un ataque cardíaco durante la proyección de un film basado en Espuma de los Días.
Su temprana despedida de este mundo sólo alimentó la leyenda de hombre que, en cualquier caso, cumplió con la que por encima de la literatura y la música fue su mayor pasión: aun con los peores pronósticos, exprimir al máximo cada momento.