El exceso de amortiguación en las zapatillas puede provocar lesiones
Acabó la Semana Santa, y con ella las meriendas y aperitivos a base de los dulces más típicos de esas fechas. Ahora son muchos, los que deciden poner su cuerpo en forma y aprovechando que ya hay más horas de luz, salir a correr.
A la hora de hacer cualquier tipo de deporte, el material deportivo y la indumentaria son clave para conseguir un correcto resultado minimizando al máximo la probabilidad de sufrir una lesión.
La estadounidense Universidad Estatal de Oregon ha publicado un reciente estudio en el que indica que un exceso de amortiguación en las zapatillas para correr afecta a la biomecánica de los corredores y los expone a un mayor riesgo de lesión.
Este tipo de calzado, al contrario de lo que se esperaba cuando entró en el mercado, no cambia la forma de correr, incluso después de varias semanas de adaptación por parte del corredor. La razón para que aumente el riesgo de lesión radica en un aumento en la fuerza de impacto, así como en las cargas que sufre el usuario.
Es necesario llevar un calzado adecuado a esta práctica, conocer si se es pronador o supinador puede ser de gran ayuda para elegir la zapatilla más adecuada. Sin embargo, si se desconoce el tipo de pisada, los expertos recomiendan elegir un calzado de pisada neutra.
Además, las zapatillas de running deben renovarse con más frecuencia de la que se podría pensar. No solo es necesario su cambio por el desgaste tras el uso, el material del que están fabricadas pierde con el paso del tiempo flexibilidad y queda rígido. Si el cambio se hace por desgaste, la mayor parte de los fabricante estiman que es necesario que éstas sean renovadas cada 800-1000 kilómetros.