¿En qué me afecta la nueva ley del pan?

Con el desayuno, a medio día o en un campero por la noche, el pan es uno de los productos más consumidos en nuestro país. Desde la humilde barra de pan hasta los gourmets con harinas de centeno, cebada o algún ingrediente novedoso, ha sido uno de los alimentos que más ha sufrido la picaresca de eslóganes publicitarios.

El pasado 1 de julio entró en vigor el Real Decreto 308/2019 que sustituye al último aprobado, allá por el año 1984. Con esta nueva “Ley del pan” se busca crear un marco legislativo que asegure la calidad del producto, adecuándose además a las nuevas demandas por parte de los consumidores.

Uno de los cambios más polémicos ha sido el referente al etiquetado para los panes integrales. Ahora, solo el pan elaborado con harina 100% integral podrá ser etiquetado como tal; hasta ahora, las empresas panaderas etiquetaban en muchas ocasiones como pan integral aquél que contenía pan elaborado con harinas blancas y el salvado.

Otro cambio, que ayudará a reducir el precio de la cesta del supermercado, es el que amplía la definición de pan común –el pan consumido de forma habitual en el día a día por los hogares españoles-. Ahora, los panes elaborados con harinas distintas al trigo también pasarán a ser “pan común”. Esto conlleva la reducción del IVA desde el 10% hasta el 4%.

La famosa “masa madre” deberá ser ahora el principal elemento fermentador de las masas, en aquellos panes etiquetados como tal. Un pan con este etiquetado no podrá contener más de un 0.2% de levadura industrial. La fermentación con masa madres –que deberá ser por un tiempo mínimo de 15 horas- contribuye a aumentar la calidad del pan, además de su sabor o aroma.

Otra de las diferencias que notaremos serán en las secciones de panadería. Allí, deberemos encontrar etiquetado y diferenciado el pan que lleva más de 24 horas cocido.

Con estas medidas se pretende evitar el engaño al consumidor y hacer de la industria panadera una de las más claras y transparentes.