'Día Internacional del Abrazo', en un año sin abrazos

Un abrazo debe durar, al menos, veinte segundos para que reconforte. Así lo describen los psicólogos.

Más o menos largos, más o menos intensos, lo evidente es que los beneficios de abrazar son muchos. Beneficios que motivaron a Kevin Zaborney a crear el ‘día de los abrazos’, que se celebró por primera vez el 21 de enero de 1986 en el pueblo de Clio, en Michigan (Estados Unidos), y que se conmemora desde entonces cada año cuando llega esta fecha.

Zaborney, licenciado en Psicología por la Universidad de Michigan y con un máster en teología por la Universidad de Boston, trabajaba como pastor con delincuentes juveniles. Fue en su contacto con estos jóvenes cuando se dio cuenta de la necesidad del afecto y los abrazos. Eligió el 21 de enero por hacer un “parón” entre las navidades y San Valentín y creó esta jornada que en poco tiempo alcanzó una gran popularidad.

El calendario de eventos Chase, una publicación muy conocida entre los estadounidenses, en la cual se daban a conocer todas las festividades locales, se hizo eco de la jornada y poco a poco fue copiándose la idea en muchos países. Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suecia, Países Bajos, Bulgaria, Colombia, Guam, Australia, Inglaterra, Sudáfrica, Argentina, Rusia o España son algunos de los países que se han sumado al ‘Día Internacional del Abrazo’.

Beneficios emocionales y físicos

Las ventajas del abrazo a nivel emocional son evidentes, ya que potencian la sensación de bienestar y la seguridad de quien los recibe pero también de quien los da. Además, la sensación de sentirse abrazado provoca que nuestro cerebro segregue dopamina y serotonina, sustancias que influyen y consiguen reducir nuestro estrés para, a cambio, aumentar nuestra sensación de calma, tranquilidad y sosiego.

Pero a estas sensaciones emocionales también se le suman los beneficios de los abrazos a nivel físico. Estudios científicos han demostrado que los abrazos disminuyen la presión arterial, mientras que las personas que no disfrutan de mucho contacto físico tienen una presión arterial más elevada.

Beneficios de los abrazos que, en plena pandemia, con los abrazos literalmente prohibidos, están perdiéndose. Los abrazos, como casi todo, son virtuales y el contacto físico se ha reducido. Una acción y un distanciamiento social necesarios para evitar la propagación del COVID-19, pero que está acarreando importantes patologías clínicas a nivel psicosocial. Un problema que la asociación ‘Más vida Psicólogos’ ha denominado como ‘Hambre de piel’, un síndrome post Covid que evidencia la necesidad de contacto físico que tenemos las personas.

“Al abrazar a personas que quieres te sientes bien y para ello hay millones de neuronas trabajando”, explica Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología Institut Neurociencias de la UAB. “Experimentos con macacos han demostrado que el apego tiene que ver con el contacto, no con la comida”, agrega el psicólogo comparativo y primatólogo Josep Call.

Un “hambre de piel” que se ha agudizado en las personas solas que, a consecuencia primero del confinamiento y después de los siguientes meses de distanciamiento social, han visto aún más arraigada su soledad emocional y física. Una ausencia de contacto físico que está provocando un aumento de casos de depresión, pero también de trastornos obsesivos y fóbicos. Una tristeza que ha llegado hasta el último aliento cuando el COVID-19 nos ha arrebatado la posibilidad de dar la mano y decir adiós por última vez a nuestros seres queridos.

Kevin Zaborney comenzó convirtiendo su ansia de abrazos en un día a celebrar. Pero después creo su propia marca comercial, desde donde canalizan toda la información y actividades en torno al día del abrazo. ‘National Hugging Day’ celebra además convenciones y actividades con el objetivo de promover por todo el mundo la necesidad y los beneficios de abrazar y ser abrazados. Abrazos que rompen tensiones y acercan corazones. Pero que este 2021 tendremos que dárnoslos a nosotros mismos.