Lírica y Sensibilidad en Louise Glück
Existen pocos autores en el panorama poético actual que, manifestando una evidente deuda intelectual con la tradición lírica clásica y sus fórmulas, hayan alcanzado notables cotas de popularidad entre el público.
Si a ello sumamos que la mente detrás de esas piezas
–de mayor o menor calidad– es la de una mujer, la situación adopta un tono mucho más complejo: asistiríamos a un evidente caso de excepcionalidad literaria, consecuencia del lamentable silencio que a menudo ha sufrido la sensibilidad femenina dentro del ámbito de las letras.
Figuras como la de Louise Glück (Nueva York, 1943) una rara avis cuya aproximación fría y asequible a temas universales ha sido meritoria del Premio Nobel de Literatura en este 2020 son lo que rompen con ese molde prohibitivo y de subyugación.
Discípula espiritual de Rilke y Emily Dickinson, a través de Primogénita (1968), su primera obra, la poetisa hizo patente que entre sus intenciones estaba el hacerse un hueco dentro de la escritura contemporánea norteamericana.
No obstante, su ambición no le hizo olvidar en ningún momento el motivo por el que estaba ahí: «liberar una voz humana», según sus propias palabras.
En pos de esa meta, la autora hizo de las vivencias cotidianas el sustrato de su producción, no dudando en abordar los problemas familiares o las pérdidas de seres queridos como una parte sustancial de sus prolíficas composiciones.
Las antologías Ararat (1990) o El Iris Salvaje (1992) no sólo le permitieron contar con la proyección internacional que tanto deseaba, sino también hacerla valedora del Premio Pulitzer en el año 1993.
«En sus poemas, el yo escucha lo que queda de sus sueños e ilusiones, y nadie puede ser más duro que ella para afrontar las ilusiones del yo», valoraba Anders Olsson, presidente del Comité Nobel para referirse a la bibliografía de la propia Glück.
Este presente 2020, además de haber publicado la neoyorquina Una vida de pueblo –nuevo libro donde ensalza los placeres y desdichas de la América rural–, también ha hecho historia convirtiéndose su pluma en una de las más selectas y valoradas junto al de otras autoras como Sigrid Undset o Gabriela Mistral.