Su unión con nuestra ciudad, nace mucho antes de nuestro querido Parque Marítimo del Mediterráneo. Durante la Guerra Civil (1936-1939), combatió en nuestra ciudad. Se dice que tanto le marcó esta experiencia que, finalizada la guerra, regresa a su Lanzarote natal para desprenderse del uniforme y quemarlo.

Formado en arte y arquitectura, desde muy pronto soñó con modificar y transformar en una obra de arte su isla. De sus sueños nace en 1969 la Cueva de los Verdes, una cueva tomada directamente de la naturaleza, y modificada por su ingenio. Hoy día, junto con el Monumento al Campesino o el Mirador del Río, constituye uno de los principales atractivos turísticos de la isla.

Sin embargo, el turismo que se perseguía no era aquel que masificara la isla, las playas y llenase de ruido su hogar. Se buscaba ese turista que busca disfrutar de la naturaleza desde el respeto más profundo. “Siento un poco de miedo ante la avalancha turística que se avecina a Lanzarote”, dijo en 1965.

Desde 1992, en Tahíche, se encuentra la fundación César Manrique. Ubicada en la singular vivienda que el mismo proyectó a su regreso de Nueva York. Se encuentra emplazada en medio de una colada de lava que originaron las erupciones registrada entre 1730 y 1736. Esta fundación es una institución privada cultural, sin ánimo de lucro, que fundamenta las artes plásticas, el medio ambiente, la reflexión cultural y el respeto al territorio.

Nuestro Parque Marítimo del Mediterráneo fue inaugurado de forma póstuma en 1995. Este complejo sigue la línea del complejo Martiánez del Puerto de la Cruz con lagos y piscinas artificiales, jardines, solariums… Desde que abriera sus puertas, esta maravilla ceutí, se posicionó como una de las joyas de nuestro patrimonio, así como una de las estampas más fotografiadas de la ciudad.